Obvio es señalar que en el Perú se ha hecho una costumbre, podríamos decir cotidiana en el ámbito nacional, el acto de realizar un análisis exhaustivo o leve en algunos casos del mensaje presidencial, no para enaltecer lo positivo que tal alocución pueda contener dicho documento, sino para encontrar todo lo frágil; o según algunos, lo distorsionado que la crítica considera lesivo a la necesidad del pueblo.
Señalaremos que particularmente en nuestro caso, desde que asumimos nuestra condición de ciudadanos con derecho a voto, hemos accedido primero a las estaciones de radio y luego años después a la televisión para escuchar el tenor del mensaje que el jefe de estado prepara todos los años que dura su mandato, para dar a conocer al país lo logrado durante su gobierno.
Con énfasis podemos decir que en lo que tenemos de vida, nunca hemos escuchado un mensaje que esté repleto de hechos promisorios ni de acciones que signifiquen una panacea para la solución de los problemas nacionales, antes bien siempre nos hemos dado con mensajes que nos presentan la ejecución de ciertas obras, algunas de singular envergadura y otras de liviana influencia en el territorio patrio; pero ninguna de ellas conteniendo una solución real a los cientos o quizás miles de problemas nacionales.
Aquí podría decirse que el acto de escuchar el mensaje presidencial, constituye más que nada un ritual político que dicta normas y reacciones ante la jornada estatal de cinco años que procura salir con la cara limpia al final de su mandato El mensaje en sí no es el sustento que se puede esgrimir para exigir la realidad de una promesa presidencial , pues por más necesaria e importante que sea una obra prometida en el contexto del mensaje, esta no es de realidad inmediata, pues tiene que recorrer una serie de estaciones que permitan legalizar la norma que autorice o deniegue mediante el congreso y previa ley expresa la obra prometida en el mensaje.
Recordemos nomás, por mencionar a un grupo laboral, todas las leyes a favor del periodismo y citadas en los mensajes presidenciales que nunca se han cumplido y sin embargo seguimos a la espera de tales mensajes como si con ellos pudiéramos decir misión cumplida pueblo peruano.