¿Es hora del bipartidismo?.

Conocidos casi en su totalidad el resultado de los comicios regionales y municipales cumplidos el 3 de octubre pasado, estimamos que la clase política debe sentarse a reflexionar sobre los resultados de tal consulta que por sí sola ha permitido determinar cuánto de regionalista, cuánto de local y cuánto de nacional ha tenido la decisión ciudadana que olímpicamente desdeñó a los partidos tradicionales, eligiendo mayoritariamente a sus autoridades regionales y municipales entre  los líderes locales, dejando para los representantes políticos menos del 5 % del electorado.

Ante tal hecho que innegablemente constituye un aviso a tiempo, y, valgan verdades, ratifica nuestra posición respecto al futuro político del país, insistimos, no  en que desaparezcan los partidos políticos, sino que los mismos acudan a una suerte de solución, dejando a los pueblos y  regiones del país que sean ellos quienes decidan por sus candidatos regionales y locales  y que los partidos políticos aglutinados en dos grandes partidos nacionales, sean quienes conduzcan a la ciudadanía hacia los cambios de presidente y congreso nacional.

Un bipartidismo creemos que permitiría una  decisión más integrada a nuestros sentimientos  partidarios, ahora, ensamblado en dos tendencias que facilitarían la decisión final  y uniría aún más el sentimiento político de la población.

Esto último lo decimos porque  las elecciones recientes han permitido determinar la débil implantación de los partidos políticos en el ámbito nacional, algo que ya había asomado allá por el 2006 y  que permite presumir que como van las cosas, si esto persiste, en poco  tiempo asistiríamos al nacimiento de un sistema político regional.

Pero aquí surgiría el primer  gran problema, y es que conociendo el sentimiento regionalista del peruano, ¿a quién lanzarían como candidato a presidente, si se estima que cada dirigente regional y cada ciudadano  regional, exigiría que fuera un coterráneo suyo el candidato a presidente y los candidatos a legisladores?.

Sin duda alguna se requerirá de una gran dosis de entendimiento y educación política, ya que el sentimiento regional ha crecido a la sombra del tan denostado centralismo, lo que exacerba los ánimos y allí es donde deben dirigirse todos los intentos de darle una solución viable al problema que significará el próximo proceso electoral.