CEMENTERIO COVID ES UNA LOSA DE TIERRA SELLADA POR UNA APLANADORA

  • Está ubicado en la parte posterior del cementerio municipal de San Juan/ Km. 18 carretera Iquitos-Nauta.  
  • Hasta el momento no se observa ni una sola cruz o señal donde quedaron los cientos de cadáveres de personas caídas en el marco del coronavirus.
  • ¿Cuándo colocarán las placas recordatorias con los nombres de quienes perdieron la vida?

“Los grandes dolores descorazonan al ser humano”. Puntualiza un extraordinario escritor detallando el sentir de las personas. Y eso es lo que han experimentado y siguen experimentando muchas personas en tiempos de coronavirus puesto que no pudieron hacer un duelo completo, se tuvieron que conformar con ver una foto (en el mejor de los casos) alcanzada por un familiar o responsable de la sepultura colectiva.

En estos precisos instantes muchos familiares y amigos no tienen ni la menor idea de dónde exactamente quedó el cuerpo del ser amado, a la derecha, centro o izquierda de la losa mortal conocida ahora como cementerio Covid. Ni se imaginan la zona donde han sido arrojados, puesto que el pase está totalmente prohibido por estos días.

Más el DIARIO LA REGIÓN, pudo entrar al lugar, quedando absolutamente desconcertado por lo ahí encontrado. Una tranca impidiendo el ingreso, más allá dos sillas vacías, imaginamos que de un vigilante que “se tiró a la pera” y un campo sellado totalmente con maquinaria pesada. Ni una sola cruz, ni un solo hueco como muestra que los cadáveres fueron depositados en fosas comunes ordenadas.     

ESTADOS UNIDOS Y BRASIL…

¿Qué es una fosa común? La fosa o huesa es el depósito de restos humanos o lugar último donde descansa el cuerpo sin vida. Fosa es lo que se afonda (ahonda) en la tierra para enterrar el cadáver. En estos casos fosas comunes o colectivas.

Alguien tendrá que explicar más adelante qué criterio emplearon los responsables de echar los cuerpos de las personas fallecidas por covid en Iquitos, a las fosas. En Nueva York, por ejemplo, se conoció que se dejaba a los cadáveres (muertos por covid) entre 14 y 15 días y si nadie aparecía a reclamar los cuerpos, recién ahí pasaban a una fosa común.

En Brasil/Manaos (parecido a Iquitos) son hartas conocidas las fosas cavadas para miles de personas muertas. No hicieron un canchón, los enterraron y les pasaron una aplanadora por encima. En un trabajo operativo y humano, pensaron en la dignidad de los muertos y el dolor de los familiares que querrán ver las tumbas de sus seres amados, ni bien pase la pandemia; por lo que abrieron filas de huecos para depositar los cuerpos inertes. Y dejaron que uno o dos parientes, vean el lugar y se cercioren de la cruz para colocarles sus nombres.

Sin embargo, acá lo más fácil les ha parecido abrir huecos y echar los cuerpos sin vida de muchos loretanos. Pese a que el gobierno regional publicó foto donde se veía una cruz y unos huecos como nichos, dando a entender que Loreto se preparaba para el pico de la pandemia.

“Diariamente enterraban unos 45 a 50 muertos que traían de la ciudad, todos juntos, unos encima de otros. No había tumbas individuales o para de 5 en 5. Excavaban en la tierra y los botaban a todos, uno sobre otro con las bolsas negras” narró un testigo de excepción.

No pudiendo creer lo apreciado en ese campo santo armado en pandemia, que más parecía una cancha deportiva; retornamos al mismo punto y re-comprobamos que no existe ni una sola muestra de los cientos de personas fallecidas en estos últimos tres meses por el virus letal. Ni siquiera la cruz que en un principio colocaron para “engañar al enemigo”.   

Todos los familiares vienen transitando un duelo a medias, no encontrarán paz hasta que pisen el suelo donde quedaron sus parientes. Desde ya este diario les presenta las fotos del territorio pelado, que en el fondo guarda cadáveres de personas amadas; por ahora sin ninguna identificación. Quizá la idea es colocar un gran cenotafio con los nombres de todos los fallecidos. ¿Pero cuándo?

El dolor causado a los familiares, ha traspasado el límite de lo soportable al no poder acompañar al ser amado, al no poder darle una sepultura propia, sino colectiva. Nadie coordinó eso, el equipo de recojo y traslado de cadáveres se mecanizó para desaparecerlos cuanto antes.  

Acá prontamente tiene que haber una reconstrucción de la memoria regional, colocar la lista de todos los fallecidos ahí sepultados. Quizá plantar árboles con sus nombres alrededor, no puede quedar como un campo frío de muerte, de entierros en masa; sin la menor consideración en este trance de tanto dolor para con los parientes.

Las autoridades sin liderazgo a la hora esperada; ahora para resarcirse en algo deben hacer de ese centro un lugar de Luz, aunque el mismo se haya generado como producto de algo atroz. Ustedes lectores son libres de juzgar por sí mismos en su propio marco moral o espiritual, respecto al manejo dado a los cadáveres de sus familiares, amigos o mortales que fallecieron, cuando ni se imaginaban.

(Luz Marina Herrera Lama)

Colocaron cintas prohibiendo la entrada al campo mortal.

El diario tuvo que caminar por una carretera larga, pensando que más al fondo había un campo apropiado, ordenado para los cuerpos depositados. Nada.  

Mejor los hubieran enterrado en el cementerio municipal, donde si hay un orden en cuanto a los nichos preparados.