Obedeciendo la lectura informativa que brinda la ONPE, nos encontramos con una información que en realidad debe motivar diversos comentarios por su originalidad y sus posibles consecuencias en la denominada segunda vuelta.
En tal información se señala oficialmente que en el recién cumplido proceso electoral se abstuvieron de votar un total de casi cinco millones de electores, se supone que por diversos motivos; ya sea por no haberse presentado al local de votación, o porque no se informaron que las elecciones se realizaron el 10 de abril, o porque viciaron su voto intencional o accidentalmente o porque no estuvieron de acuerdo con la lista de candidatos, etc.
Sea como fuere, tal ausencia indudablemente ha tenido especial protagonismo en el resultado de la primera vuelta y puede tenerla en la segunda, dependiendo de la decisión que adopten los omisos al proceso, que en suma llegan a cinco millones de electores que en el interregno del proceso podrían haber decidido hacer valer su voto.
Debe advertirse que esta información procede del 98.50% de actas ya contabilizadas por la ONPE hasta el día sábado 16 de este abril del 2011; es decir, que un cuarto de votantes autorizados para elegir, no hicieron valer su opción, provocando con ello que se presente un porcentaje de 16.14 % de ausentismo materializado en 3millones 170 mil 236 votantes. Entre los votos en blanco que suman un millón 457 mil 706, votos y los nulos 500 mil 009; se completan los casi cinco millones de ausentes en el proceso.
Buscando explicación a este fenómeno electoral, encontramos la versión del analista político Fernando Tuesta Soldevilla, quien asevera que tal porcentaje de ausentismo se debe a lo alejado de las mesas de votación en muchas jurisdicciones, así como los problemas en las vías de comunicación, sumándose a estas circunstancias el alza de pasaje y la reducción de multas.
Lo señalado anteriormente podría revertirse o empeorarse, si las condiciones para votar son las mismas. Aquí deberá entrar en vigencia la estrategia que adopten los dos candidatos en pugna para evitar los anti votos que dañen sus pretensiones al cargo, poniéndose como se dice criollamente «moscas» para alzarse siquiera con una fracción del electorado renuente a votar