Mientras muchos nos seguimos armando de mucha paciencia y serenidad para superar los embates del Covid-19, cumpliendo las indicaciones médicas, muchos otros siguen en el afán de descuidar su buena salud y Dios quiera la mantengan.
Así revisando vídeo musicales de la década de los ochentas nos encontramos con el rock pop al puro estilo de Michael Jackson y volvimos a revivir su gran talento como bailarín, ilusionista en el escenario, cantante enérgico y extremadamente sensible.
Estuvimos viendo al artista, no al ser humano acusado por su acercamiento a niños que lo llevaron a procesos por presunta pedofilia. La pedofilia venga de donde venga, lo rechazamos total y profundamente. Y vemos que se configuran situaciones en la vida tan opuestas.
En aquella década se desconocía de estas presuntas actitudes e inclinaciones extrañas del artista hacia los menores de edad. Su música marcó más de una generación y qué difícil habría resultado separar el gusto por el cantante y el rechazo a la persona acusada de pedofilia, que le restó mucho.
En definitiva, volver a vivir esa música y la danza creada para cada tema musical de Jackson, fue única con un matiz fantasioso que la tecnología de esa época pudo brindar y la que pudo usar hasta poco antes de su muerte.
El lleno extremo de los escenarios que conseguía en sus presentaciones nos daba cuenta del fenómeno musical que el mundo disfrutó, y desde nuestra pequeña ciudad de Iquitos también lo hicimos hace cerca de 40 años, y las nuevas generaciones todavía tiene imitadores de MJ sobre todo el “paso lunar”.
Si algo podemos rescatar de este fenómeno musical, es el derroche de vitalidad en el escenario, capaz de llevarnos con la música a sentir que sí podemos realizar las piruetas, vitalidad tan necesaria en la actualidad para resistir este virus maligno y sus variantes. Busquemos esa energía comiendo sano, en general invirtiendo en la mejora de nuestra calidad de vida.
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Volver a vivir
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