Hemos escuchado en diversas reuniones sobre el tema de la seguridad alimentaria, relacionada a la agricultura familiar, para que la misma se aplique en los espacios que sean posibles con el sembrío de hortalizas, verduras y frutales, como una práctica que se incluya a nuestra agenda diaria.
Este tipo de proyectos tienen como objetivo asegurar productos básicos agrarios para la alimentación de los miembros de un hogar y en las escuelas para complementar o reforzar lo que ya vienen recibiendo a través de los programas sociales como Qali Warma.
Urge que las entidades gubernamentales de los diferentes niveles de gobierno revisen lo que tienen proyectado sobre este tema, porque se han dado experiencias de producción en huertos con grupos de madres en la municipalidad de San Juan, y también en el gobierno regional con las mujeres emprendedoras.
Respecto a colegios, hace unos años hubo hasta un reconocimiento nacional a una experiencia de sembríos en el colegio Las Malvinas del distrito de Punchana, y varias instituciones educativas sin tener la variante agropecuaria lo vienen haciendo, pero, necesitan apoyo para que resulte exitoso.
La práctica del sembrío se debe convertir en una actividad cotidiana en el marco de la seguridad alimentaria, que surge también recordando cómo hace varias décadas las familias producían sus propios alimentos, además de que sembraban, la crianza de animales menores también era parte del soporte para la alimentación.
Para estos proyectos y su mejoramiento el sector Agrario de Loreto de hecho tiene mucho que aportar, inclusive entidades como el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, y otros órganos del Estado afines al mundo agrario. Y es que no se puede seguir desperdiciando los conocimientos y valiosas experiencias para mejorar la alimentación en Loreto y combatir la desnutrición, sobre todo infantil.