Otra vez, como todos los meses, el sábado 13 ha marcado la ruta de viaje. El destino ha sido Nauta. La peregrinación hacia el altar de la Virgen de la Rosa Mística, el punto de llegada.
La devoción de los creyentes día a día crece y con ella la fe en una imagen que muchos aseguran haber visto. Sea como sea, la aparición de Virgen Rosa Mística es un motivo de especial significación para reunir a una parte de la población, en un acto de hermandad, donde colectivamente se ora por el bienestar de las familias, por los enfermos postrados en cama, por aquellos que han sido condenados por la sociedad por haber cometido un delito, pidiéndole a la madre de Jesús interceda por ellos para alcanzar el perdón y la gracia divina.
Nauta se ha convertido en la capital de la fe. Los visitantes en esta fecha especial no solo son de Iquitos. Vienen de Lima y del extranjero, porque la noticia ha ido mucho más allá de las fronteras.
Ese movimiento debería ser considerado por las autoridades ediles para desarrollar un plan turístico que involucre a representantes municipales, regionales, ramo de hoteles y albergues para ofrecer a forastero mayores posibilidades de conocer como por ejemplo la formación del Amazonas.
La cosa tiene que ir dándose de a pocos, implementando la intención con mejores argumentos que interese al visitante a quedarse un par de días en la ciudad de Nauta.
El turismo es la mejor fuente de ingresos a la que debemos dedicar nuestros esfuerzos si es que queremos crecer en ese sentido. Otros países lo hacen, ¿por qué no nosotros? Es cuestión de decidirse.