Vacaciones con sentido

Lo que deseamos cuando salimos de libre, sea de vacaciones del centro de labores o de alguna institución educativa básica, técnica o superior, es darle sentido a nuestros días, semanas o al mes que estaremos sin deberes de la rutina que reconocemos como la normal.
Entonces buscamos darle sentido de diversión, de ampliar conocimientos de forma recreativa, relajante, algo diferente que nos haga disfrutar y tal vez conocer nuevas personas con las que compartir sea un disfrute.
En el caso de los escolares que entraron de vacaciones antes de la navidad y después de disfrutar de las fiestas de fin de año, se presentan diversas alternativas para que las vacaciones tengan sentido, las que son organizadas por entidades públicas y privadas.
Todo bien, son las mejores intensiones de los responsables de organizarlo, sin embargo, en las propuestas presentadas por las municipalidades sean distritales o provinciales, deben poner un poco más de responsabilidad para brindar calidad.
La calidad vista desde las infraestructuras que van a ofrecer, desde los instructores bien remunerados, desde los materiales suficientes, los horarios adecuados, y para lograrlo se necesita inversión como todos los planes organizacionales.
Tenemos autoridades que tienen un nivel profesional y han sido también niños y probablemente han vividos las experiencias de las llamadas vacaciones útiles que tiene muchos años de vigencia, pero hay mezquindad en ofrecer calidad y calidez a nuestros niños, niñas y adolescentes que van a la pública porque la privada tiene un costo inalcanzable.
Y aquí vamos a una comparación, al margen de la postura del nuevo Presidente de los Estados Unidos, lo que nos agradó al visitar este país, es conocer que la propuesta educativa, recreativa, deportiva, tanto pública como privada tienen el mismo nivel de calidad. En la privada pagas si puedes y sigues, en la pública lo aprovechas, te esfuerzas o lo dejas. Acá lo público es sinónimo de baja calidad, y esto tiene que cambiar en toda su extensión.