- Las guerras o conflictos no benefician a nadie.
- En Leticia viven aproximadamente 5,000 peruanos, y en Iquitos más de 3,000 colombianos.


El presidente del hermano país de Colombia, el Sr. Gustavo Petro, acusa a Perú de ocupar territorio colombiano y afirmar que Santa Rosa de Loreto pertenece al país cafetero.
Este irracional comentario nuevamente coloca en agenda el tema fronterizo, como si fuera una muñeca que cada vez que se le requiere o recuerda, se le da un uso antojadizo y luego se olvida en el baúl de la memoria. Ahora, el desfile de pronunciamientos de quienes debieron atender esta zona de frontera y nunca lo hicieron, como es el caso del gobernador de Loreto, los alcaldes, los cuatro inútiles congresistas por nuestra región y todo fanático y xenófobo que nunca pisó el territorio fronterizo.
Muchos de los leticianos recibieron sorprendidos e inconformes el mensaje del presidente Petro, porque en esta zona fronteriza predomina una “convivencia familiar” entre peruanos, colombianos y brasileros.
Por ejemplo, el alcalde de Leticia, Elquin Uni Heredia, está casado con una dama peruana; el alcalde de Puerto Nariño, Sr. Edilberto Suárez Pinto, tiene su señora madre peruana; el alcalde de Santa Rosa, Yván Yovera, estudió la secundaria en el colegio Cristo Rey de Leticia (Colombia); el empresario Antonio Rengifo Galdino nació en una canoa en el río Amazonas, en el mismo límite, y tiene ambas nacionalidades: cédula colombiana y DNI peruano. Su padre fue peruano y su madre, brasileña. Y así hay muchos casos más de ese crisol de culturas.
En Leticia viven aproximadamente 5,000 peruanos, y en Iquitos más de 3,000 colombianos.
En tiempos de COVID-19, cuando Bogotá se olvidó de los leticianos, los pobladores de Santa Rosa y pueblos peruanos aledaños suministraban víveres a la ciudad de Leticia; los enfermos de gravedad en territorio peruano eran estabilizados en el hospital San Rafael de Leticia. Los peruanos fallecidos en Santa Rosa muchas veces son enterrados en el cementerio Jardín de los Recuerdos de Leticia, porque el lado peruano no tiene cementerio oficial.
Leticia prestaba energía eléctrica a la isla Santa Rosa mediante un cable subacuático hasta el año 2016. PetroPerú, ubicada en Iquitos, suministra petróleo a la central energética de Leticia. La conexión digital en Leticia está habilitada por la empresa peruana Global Fiber Colombia.
Los empresarios de turismo y hotelería de Leticia e Iquitos mantienen un intercambio comercial anual llamado Misión Fronteriza. El cemento Campeón, que se comercializa en Leticia, es capital peruano y proviene desde Ecuador, bajando por las aguas del río Napo.
Los trabajos de investigación científica se realizan de manera coordinada entre el SINCHI (Leticia) y el IIAP (Iquitos). El deporte también se promueve de manera titánica por las academias de basketball de Jaguares (Leticia) y Creciendo (Iquitos), formando valores en niños y adolescentes de ambos países.
Las fiestas de la Confraternidad y San Juan son espacios de diversión, arte y cultura, tanto para peruanos como para colombianos. El leticiano cruza el río Amazonas para llenar los restaurantes y degustar la sazón peruana, y los peruanos que viven en Iquitos y Santa Rosa visitan Leticia para comprar ropa, perfumes y bisutería en Lili Pink, Top Brands y Gloria Principal, entre otros centros comerciales.
El reporte de arribos y salidas de los últimos dos años del Terminal de pasajeros de ENAPU en Iquitos, muestra un incremento en la demanda de visitantes peruanos a diferentes ciudades de las playas de Colombia, porque Leticia es un “hub del turismo”. Este corredor turístico es mucho más económico que viajar por Lima. Además, la moneda nacional peruana está mejor posicionada que el peso colombiano.
Seguramente, la lista de argumentos que nos vinculan y hermanan con los colombianos es larga y concreta.
Una de las enseñanzas que nos brinda la historia es que las acciones nefastas no deben volver a repetirse. Las guerras o conflictos no benefician a nadie, porque las originan personas que se conocen y se matan personas que no se conocen.
El contenido de esta frase hizo que dos brillantes premios Nobel de la literatura sudamericana intercambiaran correspondencias. La iniciativa fue del colombiano Gabriel García Márquez, quien el 11 de abril de 1967 propuso al peruano Mario Vargas Llosa escribir una novela titulada “A Cuatro Manos”. La obra consistía en dinamitar la patriotería convencional, ese chauvinismo y nacionalismo exacerbado que tanto daño hacen a los pueblos sudamericanos.
El epicentro de la narración era el conflicto bélico colombo-peruano que, probablemente Sánchez Cerro y Olaya Herrera (presidentes de Perú y Colombia) tramaron en su momento debido a su impopularidad. Este manuscrito se puede leer en “Las Cartas del Boom”.
Coincidentemente, estamos en un escenario similar al imaginario de GABO, pues nuestros mandatarios gozan de una abrumadora antipatía. Pero esta coincidencia se desmorona porque la Sra. Dina Boluarte ni siquiera le brinda el saludo al Sr. Gustavo Petro.
Esperemos que nuestros diplomáticos hagan su labor, dejen sus cómodas oficinas en Lima y Bogotá, y vayan a escuchar el sentir de los habitantes de Santa Rosa de Loreto y de Leticia, que solo quieren vivir en paz, como lo han venido haciendo.
(Jorge Linares).





