No es novedad que alguien elogie las bondades, secretos e inmensas posibilidades que encierra en su seno la Amazonía peruana, ya que es de conocimiento del mundo que esta parte del planeta es, quien sabe, un refugio maravilloso de recursos para el resto de la tierra y sus habitantes.
Pero entre tanta maravilla, innegable por cierto, existe también un mar de cosas que ponen en peligro la vida natural de la Amazonía en general y de la nuestra en particular por la presencia de grupos que operan al margen de la ley, sean productores de estupefacientes o quienes han formado una simbiosis delictiva como es el narcoterrorismo, donde uno vive del otro y viceversa.
La contaminación del ambiente amazónico es una de las peores cosas que le pueda estar pasando a este paraíso plantado por el Gran Creador, lo que proyecta aún más, hasta los que viven y han vivido por siempre en este medio. Las comunidades nativas étnicas han visto cómo, poco a poco han ido invadiendo sus pagos, sin haberles dado ni una sola oportunidad para decir su palabra sobre cómo se maneja desde tiempos ancestrales y cómo se le debe seguir manejando al bosque para que siga siendo una fuente de vida.
Alguna vez lo dijimos, de aquí, de la enmarañada profundidad del bosque virgen, han salido muchas plantas medicinales que los laboratorios extranjeros han sabido aprovechar, para, extrayendo sus principios activos, fabricar los remedios con que la industria farmacéutica invade al mundo.
Otro rubro de máxima importancia es la explotación de la actividad turística que se ha hecho y sigue haciendo de una manera básica, sin programaciones de atractivos que se oferten al mundo para que así la ciudad también se vea favorecida con la llegada de los viajeros. En este sentido falta mejorar los servicios y educación a la población sobre cómo se explota mejor este sector.
En un reciente foro sobre pueblos amazónicos patrocinado por el Congreso de la República se han analizado diferentes aspectos de su realidad. Y eso, tiene que servir como base para más adelante hacer mejor las cosas, basándose en las experiencias vividas y en las nuevas propuestas planteadas.