Un ambiente pintoresco tuvimos este fin de semana con la celebración del carnaval Amazónico, que en la práctica empezó el día sábado con el corte, traslado, arreglo y plantado de la humisha en las diferentes calles de la ciudad sean de tierra o de concreto, donde el vecindario disfrutó del momento.
Colocar la humisha adornada y con regalos es un momento especial donde con el fondo musical sea de equipo de sonido o en vivo, el palo de la palmera va siendo ubicada en su lugar final, paraque al día siguiente, vale decir el domingo, a ritmo de danzas, sea cortada.
La despedida es hasta el próximo año y los que le han señalado con el machete hasta cortarla, serán los padrinos y madrinas de la celebración al año siguiente. Pero, este domingo sentimos una cierta aflicción por lo que un día después, pueda suceder.
Para empezar, hemos tenido un clima enrarecido, sombrío, nublado, llovizna, baja temperatura y por ciertos sectores leves vientos fríos. Lo primero que podrían suceder son resfríos en las personas que se estuvieron exponiendo a estar mojadas por largas horas y hasta tomando bebidas heladas.
Que como ya sabemos, esto sumado a las advertencias en torno a la pandemia, esperamos no desencadene en problemas de salud para nadie, mucho menos para la gran cantidad de niños que también permanecieron por horas en piscinas de plástico, combinando con las pandilladas y el lanzamiento de globos.
En un recorrido por zonas del centro y al borde de la ciudad, pudimos ver formas marcadas de celebrar la fiesta del carnaval. Unos sobrios con humisha, música y agua, otros más efusivos se echaban una serie de preparados de colores, cerraron calles, y los que salieron a recorrer calles con disfraces, pintados, con bolsas llenas de globos con aguas de colores que manchaban a quién le cayera.
En cuanto a la hora del corte de la humisha, nadie se pone de acuerdo, unos a las 4 pm., otros, a las 5 pm., otros 6 pm., hasta 10 pm., y otros que dejaron las humishas plantadas para ser cortadas en “carnaval viejo”, o sea la próxima semana. En ese escenario no deja de asombrarnos la profunda fuerza cultural de esta celebración que hasta desafía la vida y las prohibiciones de las autoridades. O tal vez se trató simplemente de un desahogo, tras todo lo vivido.