Créase o no, en las proximidades del Napo, cuando sucede una inmoralidad o un delito, los pobladores, al no contar con una autoridad, toman la justicia por sus manos castigando al infractor amarrándole a un palo y golpeándole.
En Mangua, un poblado donde cerca de mil personas viven, la población está totalmente abandonada, sin un centro de salud que les atienda en las enfermedades que más atacan, la malaria y el dengue.
Si alguien necesita atención médica, tendrá que navegar durante ocho horas en una embarcación impulsada por un peque peque, porque si quiere llegar caminando a un centro poblado más grande, la travesía durará más de un día. La gente se muere porque no puede acceder a un tratamiento médico adecuado. En todo caso la desnutrición ha marcado a la población de Mangua.
El machismo domina a esta población. Aquí hay más casos de maltratos a las mujeres que en cualquier otra parte. En toda la cuenca del Napo solo hay tres comisarías donde denunciar estos incidentes. En educación los niños pasan peripecias por lo que demás está decir que es una ineficiencia total.
Hay miles de personas que aún no están gozando de los beneficios de la presencia del Estado, pero a pesar de ello, se niegan a salir de sus tierras, no se sabe si por un profundo amor al sitio que les vio nacer o porque ahí la autoridad religiosa dominante, la secta israelita Congregación del Nuevo Pacto Universal, les obliga a permanecer a la espera de la resurrección de su líder Ezequiel Ataucusi, sin permitir la llegada de embarcaciones así estas sean de la Armada Peruana, a no ser que tengan autorización previa de quienes manejan el pueblo.
Es por ello que es de prioritaria atención que se revierta esta situación, no solo por el bienestar de los pobladores, sino porque sobre todo interés particular, debe primar los intereses del público y es por eso que la presencia de un buque de la Marina, que lleva a bordo a médicos especialistas y funcionarios de entidades públicas a fin de interesarse por ellos, sea bienvenida y que los objetivos de su visita sean fructíferos.