Transformers

Estamos en la semana en la que se recordará la lucha de las mujeres para reivindicar sus derechos y ser consideradas ante la ley con igualdad frente a los hombres: igualdad de derechos negados a las mujeres por cientos de años y que en cada época las mismas se han revelado a su manera.
Esa idea de transformar la costumbre de disminuir a las mujeres, de hacerlas sentir menos y relegarlas a labores que limitan el desarrollo de otras capacidades y talentos, según sea su interés y libre decisión, sigue latente en el mundo, aunque en muchos países se han superado muchos obstáculos.
De pronto el título de este escrito nos puede llevar a pensar en la serie cinematográfica de los Transformers, cuando un auto se puede convertir en un robot alienígena, bueno eso es la realidad de la ficción, pero, si llevamos la idea de transformar a favor de la lucha femenina, mucho ya hubiera cambiado.
Para las mujeres muchas de las historias pareciera que salieran de historia increíbles, pero es real, así de increíble es lo que todavía sigue pasando en contra de los derechos de las mujeres en muchos lugares del mundo, y lo recordamos hoy al conmemorarse mañana el Día Internacional de la Mujer.
En nuestra realidad Amazónica también muchas niñas, adolescentes y mujeres han pasado y siguen estando en situaciones que podrían adaptarse a la ciencia ficción, como el eliminar forzosamente el clítoris como una costumbre, lo que atentó contra todo derecho que como humanas, corresponde.
Hay muchas historias, que están pendientes de reivindicación como la que nos llega desde la República de Malawi, ubicado al sureste de África, tiene como capital a la ciudad de Lilongüe, que es uno de los países más pobres del mundo con más de 19 millones de habitantes, donde la muerte materna es muy elevada, donde una niña de 12 años está casada y con hijos.
Es una lucha para mujeres autoridades combatir, cambiar esta costumbre, transformar la vida de estas niñas y lo hizo en su momento al ser elegida presidenta del parlamento, Esther Challenge, quien canceló 1500 matrimonios con menores de edad y las envió de vuelta a la escuela. Hizo lo propio otra mujer líder y autoridad, Theresa Kachindamoto, porque las niñas, las mujeres en general, tienen derecho de principio a una buena educación y su desarrollo pleno en libertad de decisiones.