- Vecinos exigen presencia urgente de patrullas acuáticas para frenar la violencia fluvial en Belén.


Un nuevo acto de violencia fluvial ha conmocionado a los pobladores del río Itaya, en la provincia de Maynas. Una embarcación de transporte fluvial de nombre “Pacífico” fue interceptada por piratas de río a la altura del caserío San Francisco, en el distrito de Belén, durante su trayecto por esta importante vía acuática.
Según testimonios recogidos por este medio, los delincuentes armados abordaron la nave en pleno recorrido, provocando pánico entre la tripulación y los pasajeros. Al escuchar los gritos de auxilio, algunos vecinos del caserío intentaron intervenir, pero fueron repelidos con disparos por parte de los atacantes. Producto de este violento enfrentamiento, varios moradores resultaron heridos por impactos de bala.
El hecho ha generado una profunda alarma entre las familias ribereñas, quienes denuncian el incremento de asaltos en el río Itaya y la falta de presencia estatal en la zona. “No es la primera vez que pasa. Cada vez estamos más abandonados. Vivimos con miedo”, declaró un dirigente comunal de San Francisco, que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
La denuncia del ataque ya ha sido puesta en conocimiento de las autoridades locales. Sin embargo, hasta el momento no se ha reportado la detención de los responsables ni el inicio de operativos específicos en la zona afectada.
Ante este escenario, los pobladores exigen la presencia permanente de patrullas fluviales de la Marina de Guerra del Perú y de la Policía Nacional, para prevenir nuevos actos delictivos y garantizar la seguridad de las comunidades asentadas a lo largo del río.
“Necesitamos que el Estado nos mire. No solo venimos pidiendo apoyo por la falta de salud y educación, ahora también por nuestras vidas. No queremos más muertos por culpa de estos delincuentes”, expresó una madre de familia visiblemente afectada por lo ocurrido.
El río, que por generaciones ha sido fuente de vida y comunicación para cientos de familias en Belén, se ha convertido en una ruta peligrosa dominada por bandas criminales que operan impunemente. (C. Ampuero)