Servidores del bien público

– En este tiempo de cambio de mando, rogamos a Dios para no volver a equivocarnos a la hora de elegir al mejor candidato:

Por: Adolfo Ramírez del Águila.
arda1982@yahoo.es

¿Qué tienen en común nuestro presidente de la República, sus ministros de Estado, los presidentes regionales, alcaldes y demás altos gerentes y directores sectoriales que ocupan los puestos más importantes de gobierno en nuestro país? Que son simples administradores de la crisis, y una crisis crónica y permanente; no son líderes del cambio. Cuando todos estos servidores públicos estuvieron en campaña electoral hace algunos años,  nos prometieron, o mejor, nos engañaron, que iban a ser los líderes estratégicos que van a re-direccionar el destino de nuestros pueblos hacia sendas de progreso, justicia y dignidad. Nada de eso ha sucedido, todo sigue igual o peor.
Recuerdo que hace algún tiempo, cuando aún le permitían tener un espacio en la televisión, el acucioso periodista Cesar Hildebrant, se preguntó lo siguiente: ¿En qué gobierno, el Perú no tuvo crisis económica? En Ninguno, siempre hemos estado quejándonos de lo mal que andamos del bolsillo. Actualizando y ampliando la verificación del periodista, preguntamos positivamente: ¿En qué gobierno estuvimos bien en educación, salud, producción, manejo responsable de nuestros recursos? La respuesta sigue siendo la misma: En ninguno.
Ahora que se ha puesto de «moda» echar la culpa de todos los males del Perú a los presidentes regionales -a alguien hay que echarle la culpa de la debacle nacional- preguntamos: ¿en qué gobierno democrático, estuvimos libres del cáncer de la corrupción? En ninguno. Los expertos que todo lo analizan, nos ilustran que antes la corrupción era manejada desde una central limeña, ahora, gracias a la descentralización, la corrupción es manejada desde las «centralitas» regionales.
Pero no caigamos en el pesimismo del «Nunca estuvimos bien» porque si no, nuestro corazoncito autoritario va a pedir a gritos un mesías político que nos salve de esta descomposición democrática actual, un líder a lo militar para poner orden.
Ha llegado la hora de educar a las nuevas generaciones, para que desarrollen sus capacidades cívicas y morales para el tipo de país que queremos. Ha llegado la hora de formatear el cerebro duro de nosotros los adultos, para cambiar nuestros viejos paradigmas, actitudes y prácticas desfasadas. En esta era del conocimiento, la educación es la única herramienta que nos va a sacar de este atolladero histórico. Hoy más que nunca, somos conscientes que siempre estamos aprendiendo, si no, preguntemos a los adultos -migrantes digitales- que tuvimos que aprender hasta de nuestros hijos -nativos digitales- el manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación, por ejemplo.
Es momento de educarnos en los valores más elevados, formando ciudadanos con liderazgos responsables, capaces de asumir cargos de gobierno poniendo lo mejor de sí. Ahora que se acerca un nuevo proceso electoral regional y municipal, es tiempo propicio, para que los partidos y movimientos políticos cambien también de chip ideológico. Dejen ya de ser la primera escuela de la corrupción, cuando ponen precio a los grados de poder: tanto cuesta para ser el número uno, tanto para el numero tres. Es tiempo de cambiar mentalidades y corazones para no seguir haciendo lo que tanto se cuestiona en campaña.
Es muy curioso, que todos nuestros candidatos de hoy que nos ofrecen decencia política, manejo ético del bien común, tolerancia cero a la impunidad y un largo rosario de promesas, cuando «asaltan el poder» terminan cambiando su hoja de ruta y se olvidan de sus promesas.  De candidatos hacen derroche de humildad y cercanía, pero cuando llegan al trono, dan rienda suelta a sus bajos instintos políticos.
Tenemos mucha fe y esperanza que nuestro destino tiene que cambiar con auténticos líderes que le pongan mística a este servicio ciudadano.  Los votantes debemos de vigilar nuestra decisión electoral, exigiendo más integridad, coherencia y honestidad a los que elegimos.
Pensábamos compartir en esta oportunidad, una reflexión sobre el día del papa (29 de Junio), pero creemos que los líderes políticos, sociales y educativos debemos dejar de poner en un altar al papa, y más bien seguir su ejemplo de honestidad, sinceridad, veracidad, humildad y firmeza a la hora de asumir un liderazgo responsable.
Sugerimos a los políticos que están en campaña, conseguirse fotos en gigantografía de personajes inspiradores del bien, la honestidad  y la justicia para que sean el modelo a seguir cuando estén no solo en campaña, sino cuando lleguen a la gloria del triunfo electoral: Ahí tenemos, aparte de la foto de nuestro Papa Francisco, a la madre Teresa de Calcuta, a San Juan XXIII, Gandhi y tantos otros líderes religiosos que hicieron del bien común una oportunidad para ser servidores de los más necesitados y olvidados. ¡Que Dios nos ilumine a todos! Amén.