- Señala el juez de la nueva hornada Dr. Edgar Ramón Guillén Vallejo, juez del juzgado especializado de extinción de dominio.
Estudió en la Universidad San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho. Siempre le gustaron las letras, por eso le atrajo el Derecho. Ha laborado en la Corte de Justicia de Ayacucho, luego llegó a trabajar en juzgados del poder judicial de Lima.
Debido a que se abrió una amplia convocatoria a nivel nacional para ocupar cargos de jueces de paz letrados titulares, él se presentó y ganó una plaza para Urarinas/Parinari/Loreto. Fue por el año 2015.
En el mes de febrero de 2020, asume el delicado cargo de juez del juzgado de extinción de dominio, donde se ven fortunas que a veces se consiguen a través de dinero sucio, proveniente del lavado de activos de la corrupción, el tráfico ilegal de drogas, entre otros.
Antes ese juzgado estaba a cargo de la Dra. Betty Palomino Pedraza, una de las mejores magistradas con las que cuenta la Corte de Justicia de Loreto. Hoy integra la Sala Penal de Apelaciones.
“Extinción de dominio es una rama nueva, innovadora donde se combina lo penal y lo civil. No se van a la cárcel los que realizan esas transacciones sospechosas, sino que pierden los bienes adquiridos de mala manera” remarca Guillén Vallejo.
¿Y cómo ve a Loreto en los años que lleva al frente de este juzgado especializado?
-Acá hay bastantes casos de lavado de activos. Esconden los ingresos por decir de tráfico ilícito de drogas, lamentablemente hay varias regiones del país con ese tema. El ingreso del dinero del TID es ilegal, lo esconden comprando bienes, lo mezclan con el dinero limpio.
También está el tema del dinero obtenido a través de la corrupción de funcionarios. Ya hay varios casos que se están investigando. Hay muchos casos en investigación de autoridades y ex autoridades regionales que están involucrados.
¿Difícil tarea?
-Es interesante. Hay una nueva hornada de abogados, fiscales, jueces, que están ejerciendo de forma leal, honesta. También hay malos, hay de todo como en toda carrera que de forma maliciosa nos presentan quejas.
Pero mientras cumplamos la ley no tenemos nada de qué preocuparnos. No podemos ser ajenos al dolor de las personas, pero debemos actuar de acuerdo a la ley.
Como todo servidor público tenemos muchas carencias, dificultades, pero tratamos de hacer lo mejor. Es una carrera sacrificada, no es fácil, pero estamos para servir a la población.