- “Aquí la vida sigue y somos peruanos”


En la orilla peruana de la Triple Frontera, el distrito de Santa Rosa amaneció como cualquier otro día: mototaxis recorriendo las pocas calles, niños jugando cerca del puerto y boteros trasladando pasajeros por el río Amazonas. Lejos del revuelo diplomático generado por las recientes pretensiones del presidente de Colombia, Gustavo Petro, la vida aquí continúa con normalidad y con una consigna clara: la identidad peruana no está en disputa.
La Asociación de Mototaxistas del distrito fue contundente: “Rechazamos cualquier insinuación de que Santa Rosa no es Perú. Vivimos aquí, trabajamos aquí, criamos a nuestros hijos aquí. Este es nuestro hogar y nuestro país”.
Santa Rosa, con apenas una calle comercial de una cuadra, un panadero y varias bodegas como único abastecimiento, no tiene mercado municipal. Su población vive del comercio fluvial y de la conexión con las vecinas Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia). Sin embargo, la carencia de infraestructura básica no disminuye el espíritu de comunidad ni la determinación de seguir viviendo en armonía.
En el ámbito educativo, el director del único colegio de la zona, —que hoy permanece cerrado por vacaciones, pero reabrirá el lunes— recibió al equipo del diario La Región para mostrar las instalaciones y sus limitaciones. El centro educativo alberga a 540 alumnos provenientes de toda la isla Chinería, incluidos estudiantes de comunidades indígenas Tikuna y otros que llegan diariamente desde Tabatinga y Leticia.
Con orgullo exhibe las nuevas computadoras recientemente entregadas, pero lanza un pedido urgente al Estado: la construcción de un albergue estudiantil. “Muchos niños deben viajar largas distancias por el río todos los días para poder estudiar. Un albergue garantizaría su seguridad y mejoraría su rendimiento escolar”, enfatiza.
Santa Rosa no es un punto cualquiera en el mapa: su existencia como jurisdicción peruana fue reafirmada por los acuerdos internacionales posteriores al Tratado Salomón-Lozano de 1922 y al Protocolo de Río de Janeiro de 1942, que pusieron fin a disputas territoriales con Colombia. Desde entonces, la isla ha sido símbolo de presencia y soberanía nacional en una zona donde confluyen intereses comerciales, culturales y estratégicos de tres países. El 3 de Julio fue declarado como distrito de Santa Rosa en la zona tripartita.
En la Triple Frontera, la tensión política internacional contrasta con la serenidad local. Santa Rosa sigue su curso, aferrada a su peruanidad, esperando que el gobierno central no solo defienda sus fronteras en el discurso, sino que también invierta en las necesidades reales de su gente.
(C. Ampuero)





