Salvación empeñada

A nivel mundial son muy bien vistas las iniciativas enmarcadas en la lucha por la salvación del planeta. Este tipo de acciones nos emociona a todos, más aún si ya estamos sintiendo los efectos del cambio climático. Entonces nos instan a cambiar nuestra forma de vida, por conductas orientadas a salvar nuestro planeta que ayuden a disminuir la contaminación en general.
Tenemos una responsabilidad muy grande como personas que habitamos este planeta tierra. Nuestro granito de arena a favor de la conservación del medio ambiente nos dicen es determinante. O sea, los ciudadanos del mundo de a pie somos la salvación de este mundo que habitamos. Lo cual nos suena muy inflado porque nuestra salvación está empeñada.
Empeñada en términos económicos y de poder, en relación a lo que representan los más poderosos del planeta, los que mueven las industrias con tecnologías de punta que pareciera que muy poco les importa salvar al planeta. Contaminan por doquier y los gobiernos de los países donde se ubican se muestran débiles para generar mecanismos contundentes que los induzca a reducir en serio la contaminación que provocan. Aquí cerca tenemos la contaminación petrolera con normativas zigzagueantes.
Entonces, no dejamos de sentir mucha impotencia y que las acciones que hagamos tendrán un efecto educativo muy importante, pero es como si estaríamos desbrozando el bosque dejando la hierba mala, lo que hará que el problema persista y que se enraíce aún más. Y es que cuánto más hablamos de no contaminar, las estadísticas sobre contaminación también se muestran en ascenso.
Esto nos reflejaría que no estamos tocando el «meollo del asunto» o que además de las campañas educativas, sensibilizadoras y persuasivas, éstas tienen que ir paralelo a decisiones de políticas de Estado de las naciones del mundo, capaces de frenar las voraces políticas empresariales a costa de la contaminación del planeta. Esto es autodestructivo y todos (as) estamos en el mismo paquete.
Necesitamos urgente de una articulación mundial coherente. Que los Estados revisen la gran cantidad de acuerdos existentes para combatir la contaminación mundial y que se cumplan. Mientras tanto La Hora del Planeta 2016 seguirá cumpliendo su objetivo de llamar la atención sobre la lucha frente al cambio climático.