Es evidente que antes de la pandemia y con mayor fuerza después de la pandemia de la covid 19, que se viene dando un aumento de casos de afectaciones a la salud mental, a lo que se suman otras razones emocionales.
Lo que vivimos es de por sí muy difícil en cuanto a la sobrevivencia y especialmente para los jóvenes, incluso adolescentes que estamos experimentando varios suicidios que es lo más doloroso.
Otra revelación de lo muy afectada que está la salud mental son las decisiones repentinas de menores de entre 12 y 16 años que se escapan de sus casas para ir a buscar una mejor vida, se entiende por muchos conflictos familiares.
Esos conflictos van desde las peleas entre los progenitores hasta abusos de violencia doméstica, explotación y violaciones sexuales en el interior del lugar donde deberíamos sentirnos lo más protegidos posibles.
Todo ello, y muchas situaciones más que dan malas señales respecto al estado poco equilibrado de la mente y el débil o casi nulo dominio de las emociones que conllevan a asesinatos sin respetar la presencia de sus propios hijos, en el colmo de siento estos muy pequeños.
Otras manifestaciones de la crisis alarmante de nuestra sociedad es el aumento de adolescentes en acciones delictivas en la ciudad, y hasta de nivel criminal como se observa en las llamadas barras bravas, que como ya sabemos son bandas con una enorme carga de desequilibrio mental.
También se suma el aumento de “locos” en las calles, que era común ver a personas muy adultas en ese triste estado, lo que actualmente ha cambiado y se ve a muy jóvenes hablando solos, riendo, gritando, insultando, con la mirada perdida, sin rumbo, sin esperanzas. Nos preguntamos si habrá algún proyecto de las autoridades en relación a atender este grave problema social. Lo que existe en cuanto a tratamiento es totalmente insuficiente.