Desde que tenemos uso de razón, siempre hemos escuchado a los políticos que buscan un cargo público hablar sobre las necesidades de los pobres del país y de la región, enfocándose en los niños como el futuro, hasta que comprendimos que ellos no son el futuro, sino el presente.
Quizás en esa línea de que nuestra infancia es el hoy más no el mañana solamente, el político que también fue autoridad Alfonso Barrantes (+), se inspiró para crear el Programa del Vaso de Leche, y así contribuir con la alimentación de nuestros pequeñitos.
En la práctica se extendió a las madres lactantes y adultos mayores, pero como en nuestro país la tendencia al pillaje es enorme, tuvimos una gran decepción cuando nos enteramos que las mezclas que inicialmente daban a los niños y niñas, no era de la calidad que se proponía el programa.
La buena intención de Barrantes se convirtió en la gran estafa y no contribuyó como debió suceder a la alimentación saludable de nuestros niños, puesto que se malogró en el proceso de licitación, que como se conoce ciertos empresarios pagaban coimas a ciertos alcaldes, por no decir a casi todos, para que les compraran la leche, cuyo egreso de pagos del soborno lo recuperaban afectando la calidad del producto. Así surgieron nuevos ricos a costa del estómago de la infancia empobrecida de Loreto.
Lo peor vino después cuando desde Estados Unidos se destapó que la leche Gloria no era leche, y era la que se entregaba a los comités del Vaso de Leche como parte de los insumos, al parecer se corrigió esa anomalía, una ilegalidad que en el país poderoso del norte hubiera mandado a la cárcel a los propietarios, en nuestro Perú pasaron a perfil bajo.
Las irregularidades continúan en nombre de nuestros niños, en el tiempo se creó el programa alimentario escolar Qali Warma que, si bien cumplió en gran medida, tuvo sus graves desaciertos con intoxicaciones y una dieta homogénea que no aplicaba a la realidad gastronómica de la niñez en todas las regiones, aunque poco a poco se fueron involucrando insumos nutritivos propios de las zonas, que fue un buen paso.
El programa alimentario actualmente ha cambiado de nombre, pero en la práctica no ha mejorado. Con el nombre de programa alimentario escolar Wasi Mikuna, viene mostrando que los problemas surgen cuando la calidad de los productos no se cuida con rigurosidad. Además, la crisis de honestidad en procesos de licitación en todos los niveles y sectores nos lleva a estos resultados desastrosos. Ayer, decenas de escolares se intoxicaron en el norte del país, y en otros lugares se dieron otros similares episodios. Se viene exigiendo una auditoría a este programa que se espera sea célere. El estómago de nuestros hijos e hijas no es el experimento de nadie. ¡Qué la ley se aplique con severidad!
Salud escolar en riesgo
