Cuando las exigencias de los pueblos se convierten en conflictos sociales es porque ha fallado en todos los idiomas la prevención de los mismos. Y en el caso de las demandas de los pueblos indígenas, los conflictos han sido por temporadas, estallaban y se calmaban con actas firmadas que con el paso del tiempo apenas se cumplieron. Ello como es obvio ha dado lugar a que exista actualmente mucha desconfianza en la palabra de quienes siendo gobierno de turno representan al Estado.
Han pasado 40 años de conversaciones y los habitantes de las comunidades de diversas etnias amazónicas ubicadas en las cuatro cuencas de influencia petrolera, han ido informándose, preparándose, estudiando y adquiriendo gran experiencia como para detectar cuando utilizan la estrategia de la “mecedora”, antes también se decía el “antalginazo”.
Así, en este tema específico de los derechos de los pueblos indígenas, se puede distinguir varios aspectos que se relacionan entre sí, pero que no significan lo mismo. En tal sentido, es cierto que las empresas petroleras cumplieron con ciertos pagos económicos (en efectivo) para las comunidades y cómo lo administraron es un tema de ellos, aunque debió haber un mecanismo de acompañamiento que garantice que todos sean beneficiados debidamente y no presumiblemente una dirigencia y asesores al momento de la entrega, que hayan podido inclinar la balanza hacia sus particulares intereses. Esto tendría que investigarse.
Lo que nos parece se tiene que deslindar es que estos pagos correspondían a derechos debidamente reconocidos como indemnizaciones, y que no tienen nada que ver con compromisos de las petroleras como la remediación ambiental que es otro tema y es responsabilidad de las transnacionales que más quejas han tenido, y fueron la ya retirada OXI que le pasó la carga pesada a la Pluspetrol; que tampoco cumplió debidamente con la remediación tras los derrames de crudo de petróleo.
Que los indígenas se han beneficiado con la creación de pequeñas empresas para prestar servicios a las petroleras, es cierto, como en Andoas con el servicio de transporte, lavada de ropas, abastecimiento con productos comestibles de la zona, todo bien; pero, reiteramos no lo es todo y quizás sea lo menos importante para la sobrevivencia de los pueblos en el tiempo. Nadie podrá aspirar a vivir bien teniendo el bolsillo con algo de dinero y no teniendo agua apta para el consumo humano y que las reservas de animales de caza apenas se encuentran, estos han desaparecido de las zonas contaminadas.
Por eso es importante lo dicho por el nuevo jefe de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad del gobierno de PPK, Rolando Luque, que los acuerdos del acta firmado empezarán a cumplirse punto por punto. Ojalá. El Estado tiene que honrar su palabra y prometió una comunicación permanente.