Una de las esperas más largas de los acuerdos con los gobiernos nacionales de turno, es la remediación de los sitios afectados por derrame de petróleo en nuestra región Loreto, que afectó a muchas poblaciones mestizas e indígenas.
Es una de las principales exigencias de las agendas de lucha de las organizaciones indígenas, y que han sido incluidas en varias actas de compromisos, luego de protestas y largas reuniones tanto en Iquitos como en Lima, con los funcionarios designados.
Hasta la fecha se desconoce de alguna zona que ha sido remediada en su totalidad y entregada a los pobladores con las indicaciones del caso, respecto a acciones que contribuyan a su mantenimiento.
Por lo menos dos veces en nuestro trajinar comunicacional hemos estado en el lugar de los hechos de zonas afectadas por el derrame de petróleo, de cuyo inicio de trabajos de remediación se anunció, pero hasta la fecha no se sabe si culminaron exitosamente con ese propósito.
Es de suponer que no lograron remediar la zona afectada que visitamos, caso contrario lo habrían anunciado como un logro, ya que después de que el crudo de petróleo se pose sobre el agua y el bosque, el daño es enorme.
Lo peor es que no nos queremos dar cuenta que nuestro bosque amazónico en la jurisdicción de Loreto, está con heridas de muerte lenta, con una contaminación progresiva que hasta ni se muestra visible, pero sus efectos se reflejan en el estado de salud de los habitantes de las zonas afectadas.
El mismo Lima donde están las autoridades nacionales está viviendo la desgracia del derrame de petróleo con lo ocurrido en el distrito limeño de Ventanilla que afectó el mar y otras zonas naturales. Iquitos también se verá afectada, aunque no por petróleo, pero sí por la contaminación aurífera del río Nanay. Y seguimos en nuestro día a día, sin una agenda contundente para exigir se remedie lo impactado.