Regidores: Urge capacitación.

Que los naturales de un pueblo, sientan dentro de sí el deseo de tener  que ver con el progreso de su ciudad natal, sustentado tal inquietud en su capacidad personal, producto de una adecuada preparación  escolar o académica, es algo que  nadie puede objetar. Sin duda quienes  aspiran a tal forma de actuación, son conscientes de su capacidad intelectual, de su formación profesional  o técnica y sobre todo  de sus cualidades morales y personales, y en base a ello se dan a la tarea de solicitar a sus coterráneos el voto aprobatorio a su posible gestión municipal, en el caso de una estructura municipal.

 

Hasta aquí, estamos en línea sobre los atributos que deben adornar a un candidato a regidor; pero aquí viene la  paradoja del tema, acompañada de una interrogante, ¿qué cuerpo de  regidores, desde que se oficializó la elección de los Concejos Municipales, ha demostrado  ser poseedor de un cuerpo homogéneo, poseedor  una cultura mínima en cuanto a lo que le corresponde como representante de su pueblo en el foro local?: Con ligeras excepciones, muy pocas en verdad,  tenemos que asegurar que no  encontramos coherencias dignas de servir  como pedestal a la mayoría de regidores, en cuanto a una preparación adecuada para servir con eficiencia por lo menos a quienes los eligieron.

 

Resulta chocante saber que lo único que da relieve y negativo en  algunos casos,  a  la labor municipal de algunos regidores, es cuando estropean el castellano o reclaman airadamente a los servidores medios o menores, pidiendo consideraciones que en la mayoría de los casos no proceden.

 

Pero así como  hay regidores de mediana o ninguna cultura, también los hay, y lamentablemente en menor  cantidad, quienes exhiben  una preparación adecuada, un sentido del deber ecuánime y reflexivo: y sobre todo conscientes de sus linderos en la línea de sus atribuciones.

 

Tales regidores, los mismos  que  podrían ser considerados los «rara avis» de una estructura municipal, son los que con la fuerza de su conocimiento  apoyan y apuestan por los proyectos que darán mayor realce a sus pueblo, por estar al lado de las propuestas que con el respaldo de técnicos en la materia, presentan los alcaldes sometiéndolos a votación, siendo  muchas veces la mayoría  sin cultura la que   frustra la posibilidad de una obra; y no porque esté mal orientada o no sea urgente para la población, sino porque ha sido presentada por el alcalde o uno de los regidores que sí sabe que está en el cuerpo edil  para servir a su ciudad.

 

Tal estado de cosas, sin duda alguna continuará mientras las elecciones municipales sigan desarrollándose bajo conceptos netamente políticos, obviando su fisonomía vecinal. Pero a lo que vamos ¿Cómo podría obligarse a que los alcaldes y regidores manifiesten una adecuada preparación  para ser tales,  pues simplemente coordinando con universidades  e institutos de educación superior, para  que instruyan a los potenciales candidatos a alcalde o regidores sobre la función que les toca cumplir como autoridades en sus respectivos ámbitos con eficiencia y calidad. Educar a los ciudadanos que aspiran un cargo municipal, sea cual fuere su condición social o económica, debe ser  el próximo paso para lograr que por lo menos en nuestra  estructura municipal existan ciudadanos probos e instruidos en las artes de gobierno municipal.