-A propósito de la inseguridad en el Trapecio Amazónico
Por: Edgar Valdivia Isuiza (*)
Desde la década del 80, cuando se descubrieron por primera las primeras pistas de aterrizaje clandestinos construidos por el narcotrafico, de cuando vez la provincia de Mariscal Ramón Castilla, con su capital Caballococha, con 39, 171.66 Km2, con una población de 41,011 habitantes, con 4 distritos (Ramón Castilla, Pebas, San Pablo y Yavari), ubicada en la frontera del denominado Trapecio Amazónico, que colinda los limites del Perú con los países vecinos de Brasil y Colombia ha saltado a las primera planas de la prensa nacional e internacional. Hechos de sangre promovidos por sicarios y bandas de narcotraficantes, con sus secuelas de asesinatos masivos, fueron necesarios para que el formato de las páginas de los principales tabloides y redes de internet abruptamente trasladen sus miradas a esta controvertida y lejana área de la Amazonia del Perú. El asesinato a mansalva de una familia entera, al casi mismo estilo de la mafia mexicana, ha generado un ambiente de desconcierto, temor y desesperanza en la población lugareña. Sin lugar a dudas, lo acontecido hará que el escenario cotidiano cambie diametralmente.
Información extraoficial señala que durante el año 2009 se han producido un promedio de 30 muertes y en lo que va del año 2010 ascienden casi a la decena, por efectos de la lumpenesca «guerra» que se han declarado los narcotraficantes por el «dominio» de sus «zonas de producción», por vendettas y ajustes de cuentas por deudas e incumplimientos de cuotas, además del consabido «soplonaje», que es común entre ellos.
En declaraciones a la prensa, el Presidente Regional de Loreto Iván Vásquez, en forma ligera y simplista trino a los 4 vientos que el Gobierno Nacional debe proveer de mayores efectivos militares a la zona de frontera. Cuando el tema no es solamente eso, lo sustantivo es que dichos territorios olvidados y aislados, no ha recibido la interpretación lógica que también forman parte del Perú, muchos creen que dichos límites fronterizos corresponden a la región Loreto con los países vecinos, lo que implica que debe cambiarse la visión con el que se mira la frontera amazónica, no solamente son trazos que se dibujan en cada ocasión, sino que también son áreas donde viven miles de peruanos que deben ser integrados e incorporados al lado del impulso del desarrollo social y económico del Perú.
En dicho contexto, es vital que el Estado Peruano, en sus niveles Nacional, Regional y Local asuma las responsabilidades que le compete para afirmar su presencia con mayor energía y firmeza en la ahora controvertida provincia de Ramón Castilla, especialmente en su área de frontera con el trapecio amazónico, que frene y extirpe el violentismo que peligrosa y aceleradamente viene expandiéndose, explotando las secuelas de pobreza crónica que agobia a las comunidades fronterizas. Es sumamente urgente, que el Estado Peruano articule y profundice con mayor eficacia y eficiencia su estructura operativa para afianzar la dinámica de la inversión pública que debe ir acompañado de componentes generadores y promotores de empleo. La extensa, abrupta e inhóspita área geográfica se ha convertido lentamente en una zona de alta sensibilidad, vulnerable al trajín del narcotráfico y su maridaje de aliados, entre ellos el terrorismo que agazapado y con perfil bajo hace el papel de guardaespaldas armado.
La carencia de servicios básicos, el elevado índice de desempleo, una desfasada y farragosa estructura productiva, sumado a la abulia burocrática del centralismo intrarregional, son factores que contribuyen al disloque de la estructura social en el área. Programas Sociales como Construyendo Perú, PRONAA, FONCODES, PEDIC-MINAG realizan esfuerzos titánicos para dar cobertura y soporte al combate de la extrema pobreza, pero eso es poco ante una realidad cruda que avasalla todo esquema presupuestal que muchas veces se direcciona desde la frialdad de un gabinete que vive a espaldas de la dimensión del problema. No es posible que la asignación de 8 millones otorgado en setiembre del 2006 por el Ministerio de Vivienda al Gobierno Regional de Loreto (GOREL) hasta la fecha no haya sido utilizado en la ejecución de la obra de Agua Potable y Desagüe de Caballococha, capital provincial que languidece por la falta de dichos vitales servicios, es un ejemplo trágico de la desidia y la indiferencia.
Muchos analistas evalúan la propuesta para promover la construcción de 4 micro ciudades dotados de todos los servicios básicos, centros de comercio y pequeñas industrias, además de circuitos productivos, en los límites fronterizos con Ecuador, Colombia y Brasil. Invertir en cada una de ellas 25 millones de dólares en un plazo de 3 años, apuntalaría al Perú en su frontera amazónica y reivindicaria a las poblaciones del lugar que ancestralmente hacen Patria con sangre, sudor y lágrimas.