¡Qué tal raza!

En décadas pasadas la expresión de “qué tal raza” era muy utilizada como signo de enojo respecto a alguna situación de abuso, aunque también una novela peruana de importante éxito se tituló así para visibilizar el fuerte racismo existente en nuestro país.
Es que el encuentro de muchas razas y la mezcla tras la llegada bélica de los españoles de aquellas épocas allá desde 1492, transformaron la vida del imperio incaico hasta casi desaparecerlo, aunque felizmente la resistencia cultural lo tenemos arraigada hasta la actualidad.
Y es que fue un 12 de octubre del año mencionado cuando según la historia oficial que Cristóbal Colón desembarcó a lo que hoy se conoce nuestro continente como América, y como sabemos vino el mestizaje que luego del triunfo de la lucha por la conquista, vino la lucha contra el racismo que perdura hasta nuestros días.
Las leyes dicen una cosa muy justa, pero en la práctica todavía no se ha superado como en otras realidades del mismo planeta en que vivimos. Suena muy absurdo que, siendo seres físicos y espirituales, tengamos que seguir lidiando contra quienes se creen razas superiores.
El 12 de octubre también se denominó el Día de la Raza, y en la actualidad se le denomina de varias formas como el Día del Respeto de la Diversidad Cultural, el Día de la Interculturalidad, el Día del Encuentro de Dos Mundos, Día de la Hispanidad, etc. Ni siquiera la frase del escritor peruano Ricardo Palma de “El que no tiene de inga, tiene de mandinga” (el que no tiene de indio, tiene de negro), pudo desterrar sentimientos racistas, aunque ayudó mucho a la reflexión.
Si bien se ha superado en gran medida, por lo menos públicamente, porque hay sectores muy marcados que siendo peruanos acentúan que descienden de otros países como España, Francia, Italia, Israel, etc., que eso si es cierto está bien, pero con aires de cierta superioridad, eso es inaceptable porque no son más, ni menos que nadie.
Pero, el tema de la raza es tan absurdo, que hasta entre los países que conformaron el Imperio Incaico, antes de la llegada de los españoles nos miramos de reojo, llámese empezando de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina y Colombia; y hasta ahora no avivamos ese pasado celebrándolo juntos y con objetivos más claros de desarrollo de nuestros pueblos.
Tanto es el racismo todavía, que en Argentina hay un pueblo donde se habla el Quichua, derivado del Quechua incaico, que se mantiene vivo por el esfuerzo de los descendientes. En la Amazonía tenemos nuestro Kichwa que también deriva del Quechua, pero nuestra historia oficial como amazónicos y nuestra vinculación con el incanato todavía falta investigarse más y colocarlo en libros de historia.
Lo que nos queda de esta fecha es promover el reconocimiento y respeto hacia los pueblos originarios, reconociéndolos y sintiéndonos orgullosos de nuestra historia ancestral, para así también fomentar una sociedad más inclusiva y equitativa.

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