Hoy en muchos países el 12 de octubre es una fecha especial, aunque lo interpretemos y celebremos de distinta forma. Así, un hecho concreto, de acuerdo a un argumento de la historia universal, es que Cristóbal Colón llegó a estas tierras que contradiciendo la misma se llama América, en honor a Américo Vespucio que, según otro sustento de la historia, dice llegó antes que Colón.
Al fin y al cabo, eso es lo de menos, frente a lo que nos dejaron en temas de valores y organización de políticas de Estado, puesto que destruyeron todo lo que el Imperio Incaico había instaurado en una sociedad muy bien organizada y con principios mucho más equitativos que el modelo europeo impuesto con garrote y muerte.
El desprecio a nuestra raza milenaria también fue una marca dañina que la llevamos hasta la actualidad, con mucho menor impacto, por supuesto. Hubo una gran torpeza por parte de los invasores, por decir una denominación, otros dirán conquistadores, otros preferirán decir el encuentro de dos mundos; en fin, pero quienes llegaron no tuvieron la inteligencia, ni la preparación necesaria como para poner en valor lo positivo de ambas culturas, y establecer un intercambio positivo.
Alguna vez voces desde España buscaron justificar las atrocidades cometidas por sus ancestros, diciendo que los primeros que llegaron fueron gestes evidentemente “incultas”. Pero, evitaron decir lo suficientemente hábiles para contentar a las autoridades de la península española con el oro y la plata que los incas extraían y desarrollaron con grandes esfuerzos y creatividad. La ambición les ganó que ni en nombre de la cristiandad se pudo detener.
En esta fecha cómo no recordar uno de los mandatos rígidos del gobierno incaico: “no robar” en clara alusión al bien común, lo que en la actualidad representa el tesoro público, el presupuesto de todos los peruanos, tan manoseado y mancillado, y mientras no queramos diferenciar el dinero privado de lo público, seguirán apareciendo más “Carlos Morenos” confabulando para saquear los fondos nacionales.
Y este nuevo caso, puede significar el punto de quiebre entre los anteriores gobiernos nacionales y el actual, los del pasado que no se esforzaron por implantar el proyecto de ley sobre la “muerte civil”, que no es otra cosa que quien sea hallado culpable por robar al Estado, no vuelva nunca más a ser parte de ella. La facultad de legislar que tiene actualmente el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, tiene la responsabilidad moral de dar ese gran paso, que por añadidura sentaría la base para la solución de graves problemas estructurales que aquejan al país. La pelota está en la cancha y con arco libre.