Cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras en salir. Si hacemos una comparación con una embarcación que a consecuencia de un forado en su estructura se hunde en las aguas, la Municipalidad de Maynas, al igual que el barco, también está pasando por esas graves circunstancias y es por eso que el dicho popular vale para graficar su estado.
Importantes funcionarios de la corporación edil han decidido renunciar a sus cargos, arguyendo que lo hacen por lealtad al suspendido alcalde Charles Zevallos. Aquí la pregunta es: ¿esa lealtad obedece a que el señor Zevallos está comprometido en los malos manejos de la economía de la municipalidad? Todo hace pensar que sí. Si los delitos cometidos, evidentemente por los funcionarios renunciantes, se han hecho de manera tan tranquila como si los hechos fueran legales y transparentes, el alcalde Zevallos ha tenido decisiva participación en su calidad de jefe de pliego.
La Oficina de Control Interno de Maynas sigue trabajando en la búsqueda de más evidencias de hechos delictivos con el dinero municipal, donde, con seguridad, encontrará más de una ingrata sorpresa, con lo que se tendrá mayores elementos para confirmar lo que todo el mundo sabe: que los fondos municipales han sido manejados por terceras personas en provecho propio. Un robo evidente, a todas luces.
Ahora, ¿hasta dónde es confiable que esta oficina? ¿Se puede confiar en las personas que la integran? Si están ahí en ese puesto, es porque son gente de Zevallos o más todavía, colocados por repudiadas personas que hacían y deshacían en la municipalidad. Entonces, ¿podemos confiar en ellos? Hay serias dudas, con todo el respeto y consideración que nos puedan merecer. Por eso, si la señora alcaldesa quiere realmente erradicar ese cáncer enquistado en el organismo municipal, debe pedir la intervención inmediata de la Contraloría General de la República, antes que las pistas y las evidencias se borren, que lo robado sea santificado, no haya culpables y no pase nada.
La alcaldesa Adela Jiménez tiene el respaldo del pueblo, que ve en ella una grata sorpresa, una persona que quiere servir a esta población abandonada totalmente hasta hace un par de días por su autoridad edil. Es reconfortante saber que todavía hay gente que trabaja por el bien de los demás.