- Expresó el Padre Agustín Arévalo, en el marco de la ceremonia por el 84 aniversario de la inmolación del héroe y Día de la FAP.


Una disertación profunda y aleccionadora bien elaborada para ser expuesta en el día especial. Un mensaje inspirador que estuvo a punto de frustrarse (al no poder grabarse nítidamente) por culpa de dos oficiales de la FAP quienes manifestaban que la prensa no podía estar en el corazón de la plaza porque era una ceremonia formal (sic).
Luego de un cruce de palabras, se mostró el carnet de prensa, nos dirigieron a otro parlante, fuera de la zona formal. Ahí la oficial expresó que nos coloquen una seguridad al lado. ¿Acaso somos terroristas, narcos o mineros ilegales que según dijo el alto jefe de la FAP lucha contra esas amenazas?
Al poco rato se pudo ver a otros colegas que desempeñan la labor de imagen institucional que estaban en la zona formal, sin el fotocheck que los identificara en el pecho. Nada. ¿Represalia? No lo sabemos.
Quizá no les gustó que hace nos días diéramos a conocer que la FAP había suspendido los vuelos cívicos, que es la razón de ser de ellos estando en esta región desconectada por vía aérea. Y lo peor, fue que suspendieron (que ahora retoman poco a poco) los vuelos a una zona tan lejana y pobre del Perú, como es la provincia del Putumayo.
Maltrato a la prensa que no debería ocurrir nunca más puesto que la Plaza de Armas es pública, no es de esa institución y de nadie en particular. Es de todo el público. Cortaron el nexo directo con la población que el día de hoy debe estar enterándose de esa actividad a través de este medio de comunicación. Colocaron un excesivo cordón de seguridad impidiendo que los familiares les tomaran fotos de cerca a los que desfilaban.
Al parecer los dos oficiales que intervinieron no saben lo que es el periodismo. Es el nexo entre los sucesos que ocurren y los ciudadanos. Es lo básico que hay que tener en claro.
MENSAJE DE ARÉVALO LLEGÓ COMO UN BÁLSAMO
“Hoy nos reunimos con los corazones llenos de gratitud y solemnidad recordando con profunda admiración y respeto el 84 aniversario de la inmolación del Capitán José Abelardo Quiñones y la celebración por el Día de la FAP. Celebramos el valor, el sacrificio de todos los hombres y mujeres que sirven en la institución.
El Cap. Quiñones, con su sacrificio supremo en el año 1941, encarna el espíritu indomable y el compromiso inquebrantable hacia la Patria. Su acto heroico es un ejemplo viviente de servicio desinteresado y amor profundo por el Perú en su memoria y honor en todos aquellos que han dado su vida defendiendo nuestra soberanía; elevemos nuestras oraciones y nuestro reconocimiento en este día.
Hoy reflexionamos sobre el significado de su sacrificio y renovamos nuestro compromiso de apoyar a quienes continúan protegiendo nuestra tierra y libertades. El Salmo compartido, es una alabanza a la presencia divina en todo tiempo, momento y lugar. Que la cercanía de Dios fortalezca nuestros corazones para buscar el bien.
Que nos inspire a abrir nuestros corazones a Dios y reconocer su grandeza, que nos mueva a practicar todo lo bueno y sublime, que nos ayude a consolidar una sociedad más justa donde los valores del reino de Dios sean verdaderamente patentes.
Los desafíos del tiempo actual nos exigen la valentía y el sacrificio de quienes en el pasado inmolaron su vida por los sagrados intereses del Perú. Hoy a nosotros nos toca vencer la mediocridad y el relativismo que puede destruir nuestra sociedad e instituciones.
En este mes en que honramos a nuestra querida Patria, reafirmemos nuestro amor a Dios y a la Patria que deben ser las razones para que no temamos en sacrificarnos por el bien de cada uno de nuestros conciudadanos.
En este día solemne unamos nuestros corazones en gratitud, oremos por la seguridad, bienestar y por la paz en nuestro país. Qué el ejemplo del Capitán Quiñones, nos inspire a vivir con coraje y dedicación en nuestros propios roles y responsabilidades y en ello el Señor nos conceda siempre la satisfacción del deber cumplido”, habló Arévalo. (Luz Marina Herrera Lama).





