Estamos a menos de dos semanas de celebrar un nuevo nacimiento simbólico del Niño Jesús, que para los cristianos en general en todo el mundo, es uno de los mayores acontecimientos de la espiritualidad, y justamente se está viviendo la etapa de la preparación espiritual.
Y ¿qué es eso? Pareciera decir mucha gente, y nos incluimos, porque la verdad que para llamarnos verdaderos cristianos nos falta mucho, claro, que seguramente también muchos de los lectores están muy bien enterados de las etapas de religiosidad que se vive durante todo un año.
La etapa del adviento se trata del primer período del año litúrgico cristiano, y consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo. Su duración suele ser de 22 a 28 días, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la solemnidad de la Natividad.
Y ¿qué debemos hacer en esta etapa? En Adviento debemos preparar el corazón para la llegada de Jesúsa través de la oración, la reflexión y actos de caridad, utilizando la Corona de Adviento como símbolo central para encender una vela cada domingo y meditar en la esperanza y la luz. Y si miramos el calendario, nos quedan solo dos domingos para sumarnos a este mandato religioso. Los que ya lo están haciendo en buena hora para sus conciencias en torno a la fe.
Otras indicaciones señalan, que también es tiempo de leer la Biblia, hacer el Belén en familia, cantar villancicos, confesarse y realizar obras de solidaridad para vivir la sencillez y la generosidad.
Y uno de las sugerencias más profundas es el compartir la alegría de la temporada con seres queridos, sea con familiares y amigos. Además de preparar el corazón con las oraciones, nada complicado, se trata de establecer esa comunicación con el Niño Jesús que nos lleva al Dios Padre, el gran misterio de la fe cristiana que es el Padre creador de todo. Quizás lo esencial sea, siendo o no creyentes, vivir en armonía, aunque todos estamos invitados a la preparación espiritual del adviento.





