- Dice Leonarda Murayari Contreras, moradora de la comunidad de Rondinha perteneciente al centro poblado de Santa Rosa, frontera con Brasil y Colombia.
Una vez llegados al punto final donde se acodera la nave acuática del Ferry; se puede bajar y subir hacia la comunidad peruana de Rondinha. Ubicada exactamente al frente de la ciudad de Leticia- Colombia.
Desde la primera casa del lugar se vio la pobreza en que está sumida su gente. Eso sí, a pesar que ya estamos en el mes de agosto, todas lucían sus humildes banderas del Perú. Un grupo de mujeres conversaba debajo de una planta de mango que promete una cantidad significativa de frutos para los próximos meses.
Entre ellas estaba Leonarda, se le consultó si deseaba responder a algunas preguntas, dijo que sí y contó de la tremenda preocupación por la que habían pasado días atrás, cuando un canciller expresó que Santa Rosa era de Leticia-Colombia. Con lo que ocasionó una serie de informaciones a nivel nacional e internacional.
“Pensábamos que nos vendrían a invadir, a quitar nuestras pequeñas cosas, a que nuestros hijos se enfrenten con los del frente. Era una preocupación muy grande. Las autoridades de allá miran y ven cómo están nuestras comunidades, la verdad es que estamos abandonados. Somos 4 comunidades; dos de Rondinha, otra de Alberto Fujimori y de Ollanta Humala.
No sé a qué se debe ese abandono, ellos vienen para elecciones y prometen que nos darán luz las 24 horas del día y falso. En la Isla sí hay luz las 24 horas, en las comunidades no. Tenemos luz desde las 6 a las 11 de la noche, porque adquirimos un pequeño motor, pero la gasolina es cara, 15 reales cuesta una botella de dos litros.
Brasil, Colombia sí tienen todos los servicios básicos, nosotros nada. Nosotros con nuestro esfuerzo hemos abierto esta trocha, esta carretera para llegar hasta Santa Rosa” dice.
¿Y qué le parece que están gestionando para que Santa Rosa sea distrito y no centro poblado?
-A mí me parece bien. Todo esto debe ser distrito para que ellos mismos manejen su presupuesto y tengan el apoyo las comunidades. Acá no se iba a dar la confraternidad por lo dicho por ese canciller de Colombia, pero luego creo que pidieron disculpas y ya se realizó el encuentro.
Acá nos sentimos más cercanos a Brasil que a Colombia, ellos no nos dan la bienvenida, quien nos da la mano es el Brasil. Las mujeres dan a luz allá y a los que las cuidan les dan su comida, una cama donde descansar, no cobran un centavo. Pero Colombia sí cobra 2 millones de pesos, ahí tú te mueres si no tienes plata. Brasil sí nos atiende.
A los niños les dan unos 800 reales para que se les compre sus útiles de estudio, los cuadernos y todo lo que necesitan. ¿Y por qué nosotros no podemos tener ese apoyo en nuestro Perú para que nuestros hijos sean profesionales? ¿Por qué? Hago un llamado a las autoridades para que tengan más cuidado con nuestras fronteras, para que no nos quiten los colombianos y nosotros seguir adelante” dice la madre dejándonos sin más preguntas por hacer.
(Luz Marina Herrera Lama).