Poder Ejecutivo promulgó ayer ley N° 32253 que declara “Día de la Amazonía Peruana”

  • Norma de trascendencia para su capital Iquitos, popularmente conocida como “La Hija del Caucho” y “ciudad de la República”.

El Poder Ejecutivo promulgó, ayer, la Ley 32253 que declara el 12 de febrero de cada año Día de la Amazonía Peruana en todo el país, con el objeto de reconocer los valores ambientales, científicos y culturales asociados al bioma amazónico.
La norma, que fue aprobada el pasado 12 de diciembre por el Pleno del Congreso, precisa que el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura, los gobiernos regionales y los gobiernos locales, conforme a sus respectivas competencias, funciones y presupuesto, disponen acciones de sensibilización para fomentar la preservación de este ecosistema único, al mismo tiempo de concienciar sobre la riqueza cultural que se ha gestado a lo largo de los siglos en este extenso territorio del país.
En este contexto de reconocimiento y reflexión sobre la Amazonía, cobra relevancia la reciente entrevista al doctor Aristóteles Álvarez López, a propósito de su último libro publicado: “Los Crímenes del Putumayo, Calumnias y Medias Verdades”, que plantea una revisión crítica de la historia de Loreto, explorando la vida y quehacer de Julio C. Arana, el más importante empresario del Perú, que aportó decisivamente con el desarrollo y defensa de la Amazonía peruana durante su época (programa “Enfoque”del canal Amazónica TV).
Como “necesaria” se planteó la corrección del conocimiento que se tiene de Arana, cuya figura llegó a demonizarse por la desinformación, como por la falta de contextualización a los acontecimientos históricos al “extraerlos de las circunstancias”.
De origen humilde, Arana comenzó con un negocio de sombreros. Inició, a nombre del Perú, las actividades del transporte privado, comprando una flota de motonave a vapor, con la que recorrió los ríos de la Amazonía y se involucraría progresivamente en el negocio del caucho. De esa manera, llevó la presencia y desarrollo en esta zona vasta e inhóspita del Perú, donde no la había desde la época del Virreinato.
Arana, se asoció con el empresario Larrañaga, quien tenía años de experiencia en el negocio del caucho en Caquetá y Putumayo. Inesperadamente, Larrañaga fallece, y decide Arana comprar la totalidad de sus acciones a los herederos; accediendo, así, a la zona del Putumayo. De igual manera, compró las plantaciones de caucho de los empresarios colombianos, logrando un importante posicionamiento empresarial, a partir del cual contribuyó con nuestro país en su período de mayor devastación y riesgo geopolítico en sus fronteras.
Dichos aportes, refirió Álvarez López consistieron en haber llevado la primera sede de Aduanas a la frontera de la provincia del Putumayo, así como favorecer la implantación y manteniendo de las bases militares en la mencionada frontera. En Iquitos, fue impulsor de la creación del emblemático Colegio Nacional de Iquitos (CNI), en Yurimaguas; promovió la construcción de instituciones educativas emblemáticas como “Monseñor Atanasio Jáuregui Goiri”, y muchas otrass; facilitó la conectividad de los extensos territorios amazónicos con embarcaciones de su propiedad, entre las cuales, destaca el vapor “El Liberal”, que trasladaba comisiones de expedicionarios e incipientes comerciantes caucheros.
Otra invaluable contribución es la “Estatua en bronce que representa la imagen de la Suerte o el Destino” que adorna, desde 1898, la actual plaza de armas de la ciudad de Iquitos; obra descrita al detalle en la revista “Variedades” (agosto, 1908): “Ella se debe a la iniciativa y labor perseverante durante un decenio del doctor Genaro E. Herrera, distinguido loretano enterado del espíritu de abnegación y sacrificio de sus co-departamentanos durante la Guerra del Pacífico de 1879-1884”- entre los cuales Arana tuvo participación clave.
Por otro lado, el rol de Arana como empresario peruano lo llevó a ser pionero en la importación de vehículos motorizados con la empresa The Reo Motor Car Co. de Arana, Bergmenn & Co., New York, de su propiedad.
La entrevista también reveló intereses de las potencias de ese entonces, Inglaterra y Estados Unidos, para apoyar la hegemonía de Colombia en las tierras del caucho y denostar al compatriota loretano, Julio C. Arana, tildándolo de criminal y autor de diferentes crímenes no probados, ni mucho menos sentenciados por las autoridades judiciales. Intereses oscuros que se tejieron alrededor de muchos personajes, quienes sirvieron de instrumentos temporales de calumnias y patrañas. Posteriormente, servirían de base para el desborde de la imaginación de escritores y novelistas de ambas naciones.
Julio C. Arana, un patriota, entre muchos empresarios caucheros, contribuyó con la formación de la llamada “Ciudad de la República”, denominación por Jorge Basadre, y también conocida como “Iquitos, Hija del Caucho” por José Carlos Mariátegui. Un tema amplio de abordar y motivo de una siguiente publicación para el conocimiento objetivo de la historia de la Amazonía peruana y los personajes que la forjaron para bien.