Con bastante acogida culminó el sexto festival Estamos en la calle. Aquí les dejamos el manifiesto elaborado por la mencionada organización: Esto es un manifiesto de actitud contestataria, irreverente e indisoluble, incitamos a los no identificados con el sentir colectivo de lo que llaman cultura, a los no contaminados de reaccionarismo letárgico de aquellos que odian las vanguardias, porque es el momento de recuperar las utopías, lo que alguna vez soñamos y nos hicieron despertar gritando y llorando dentro de una pesadilla.
Es el momento de tumbar los muros de la apatía, de la bulimia y el marasmo existencial, que nos ahoga en costumbres y rutinas que nos impide ver las fisuras de la realidad, eso que intentan esconderlos políticos y los medios de comunicación, esa realidad nos golpea con sus niños desnutridos, cagados de pena y hambre, esa realidad de vivir en una ciudad destruida por la corrupción, donde la salud es una limosna que te dan los gobernantes de turno y la educación es un privilegio de los ricos, es el momento de sacudir la cabeza del polvo de la inercia y la ponzoña, para abrir las puertas de la percepción y separarnos de aquello que llaman cultura.
Esa palabra (cultura) que se ha prostituido y se ha convertido en un engranaje más de esa maquinaria de la pequeña clase dominante, donde da lo mismo ser un cristiano, un ateo, un capitalista caníbal, un comunista rabioso, un artista, un dirigente, un destacado intelectual, solo tienes que ser un servil pusilánime del poder económico, del patrocinio, un títere sometido a lo establecido, fabricado para ser aclamado por las grandes multitudes convencionales.
Hay que hacer que el arte y la cultura baje al pueblo, y que deje de ser un privilegio, y no hay mejor forma de hacerlo que retratando la realidad desde la abrupta arruga del dolor humano y copiarla tal y cual como está, para que nos muestre como realmente como hemos vivido y como estamos viviendo, conociendo nuestra historia para poder forjar una identidad, ubicando bien los problemas y las necesidades del pueblo, para poder exigir cambios profundos.
¡Pero cómo podemos amar nuestra identidad, si andamos desmemoriados!, si la época en que vivimos está plagada de omisiones, gracias a la políticas corruptas que van socavando y asfixiando a este país, porque solo les interesa robar y sumar más a su favor, y siempre enturbian toda acción de arte, la honestidad de la temática, porque les incomoda los temas polémicos como la contaminación de los ríos, la corrupción enquistada en el poder.
¿Cómo forjar identidad en medio de una sociedad enferma?, que evalúa tu éxito en la acumulación de riqueza, en cuanta plata puedes gastar en ropa cara o aparatos sofisticados, esa es la sociedad de consumo, la cultura del despilfarro, que te empuja y te digita que cosa debes hacer: cómo debes vestirte, qué vas a comer, qué tienes que estudiar, a quién debes amar, a quién vas a odiar, a qué debes militar.
Es por eso que nos vemos en la necesidad manifestarnos como hombre y mujeres libres con una responsabilidad y actitud nueva ante una realidad que no estamos de acuerdo, para dar a conocer nuestras críticas y nuestras propuestas, debido a la poca atención que le dan las autoridades a los movimientos artísticos; la cultura debe nacer del pueblo, y todos tenemos derecho a apreciar las cosas bellas del mundo, de conocer el arte creador, esas manifestaciones que con sonidos y silencios, viñetas y colores, palabras y poesía nutren nuestro espíritu, y nos acercan a la tolerancia, a la diversidad de pensamiento, a la expansión mental, a fortalecer democracia, para escribir historia, y así poder rescatar lo mejor que tiene el pueblo, su valentía, su moral. (MIPR)