Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT
En más de una entrevista he escuchado a diferentes personas responderme que consideran que la igualdad no existía, y hacían énfasis en usar una palabra más acomodada, más sutil, y decían: “creo en la equidad”; tratando de encajar las ideas de meritocracia y esfuerzo de un sistema que se pinta de democrático y lo termina siendo sólo en papeles.
Hace mucho tiempo el ser humano se ha dado cuenta que podemos ser la misma especie evolutiva pero que no somos iguales, las diferencias en la cultura y economía son primordial para definir el tipo de vida o relaciones a la que a una persona va a poder acceder, siempre con las excepciones interesantes que existe en cada grupo social por supuesto.
No todos pueden ser rey, papa, empresarios, políticos, estrellas de rock, actores y cantantes famosos, entre otras actividades que no se la lleva tan fácil cualquier mortal, fórmulas o estrategias con requisitos que algunos ni llegan a conocer para al menos intentarlo, las ganas o el talento quedan al aire.
Diferente color de piel, tamaño, contextura e idioma nos han convencido que no ser iguales está bien, que no hay problema siempre y cuando uno se esfuerce para mejorar sus oportunidades. Nos hemos acostumbrado a aceptar las diferencias a la fuerza y hemos buscado una palabra que al no existir la igualdad de alguna manera pueda demostrar casi lo mismo y “equidad” parece que cumple con todos los requisitos.
De acuerdo a la definición de la real lengua española del país que conquistaron territorios que no les pertenecían imponiendo todo un sistema de creencias, expone como primera respuesta que la “equidad” es “igualdad de ánimo”, dejándonos nuevamente en contradicción, si la igualdad no existe, y la equidad es igualdad ¿entonces?…
Siguiendo a la rae, impone que “igualdad” es “conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad”, y que “ánimo” es “actitud, disposición, temple”; entonces acabamos como todo lo relacionado al ser humano moderno, confuso y contradictorio.
No todos se sienten conformes con lo que viven, y no sólo depende de las ganas que le pongas a lo que haces, hay más factores externos. Por ejemplo en la política electoral, un ciudadano puede tener grandiosas ideas para mejorar la región, puede ser un gran profesional de éxito, pero si no cuenta con el apoyo económico y favores de algunos poderes empresariales buitres come estado, jamás va a poder levantar la logística necesaria para una campaña efectiva que lo lleve a ser gobernador regional.
Si quieres acceder a ganar la licitación de una obra pública para tu empresa tienes que conocer a la autoridad de turno o a alguien de su entorno, mover dinero para asegurar que escojan el perfil del proyecto que presentaste, y de esa manera puedas trabajar. Algunos se acuestan con sus jefes para poder ascender, manipulan a ciertas personas para conseguir beneficios, entre otras situaciones que refleja que no sólo depende de la motivación o del deseo de superación de la persona, sino que se tiene que jugar a la doble moral donde la equidad y la igualdad se pisan con la corrupción y el dinero.
Entonces comprendí que los invitados a mi programa de televisión sólo estaban usando una palabra que el mismo sistema manipulador lanzó al mercado para apaciguar y contentar a los que ya se habían dado cuenta que la igualdad era una mentira del poder, y ahora nos conducían a que podemos tener mejores expectativas de vida aquellos que se sobre esfuerzan más, llamando a esta nueva fórmula ganadora: “equidad”, que en su quinta definición de la rae, expone: “disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece”, que puede ser con algunos individuos, pero masivamente no se cumple, sino miremos las estadísticas negativas de agresión familiar, violaciones, abortos, delincuencia, guerras, narcotráfico, trata de personas, corrupción, cáncer, anemia, que a pesar de la riqueza los índices de pobreza no disminuyen en las canchas, personas afectadas que ¿se merecen por lo que pasan?…
Considero que ninguna persona sobre la tierra y fuera de ella, está en la condición de criticar, destruir o censurar, por la simple razón que cada individuo nació y morirá sólo, cada familia tiene sus procesos y metas, los consejos son bienvenidos siempre y cuando haya disposición a ser escuchados, sino igual se debe respetar sin juzgar, el bien no necesita imponerse, sólo sigue fluyendo si es que realmente uno tiene paz en su corazón, aunque nadie te escuche.
Por naturaleza somos iguales, pero históricamente siempre ha habido quienes han logrado dominar a otros gracias a que tenían algún conocimiento que los ponía por encima de los demás, por eso la educación es tan importante que el estado no quiere mejorarla, sabe que personas mejor instruidas son un peligro, leen todo, están atentos a lo que sucede, fiscalizarían las obras y presupuestos, exigirían a que realicen proyectos realmente enfocados en las carencias y no en los bolsillos de los políticos, por eso mejorar la educación siempre será un mito que se evidenciará en los altos índices de deserción escolar, embarazos precoz, consumo de drogas, entre otras situaciones que están volviendo incompetentes a la juventud en un sistema bien discriminador enmascarado, conflictos que están presentes en las estadísticas actuales.
Por eso debemos estar atentos a la “equidad” que los invitados a mi programa de televisión mencionaban emocionados, debemos estar alertas a ese espacio preciso para ingresar al sistema competitivo laboral tan exquisito y conseguir esas famosas oportunidades que sentimos que merecemos, ya que si nos quedamos dormidos, o mucho tiempo distraídos en las redes sociales o televisión no productiva, no vamos a lograr conocer el éxito que tanto nos seduce.
Continuará… en “Hablemos Claro” por Amazónica de Televisión – canal 2, de lunes a viernes a las ocho de la noche.