Piensas: Dando vueltas

Fernando Herman Moberg Tobies
http://riendasciegas.wordpress.com
hmoberg@hotmail.com
@FernandoMobergT

 

 

A veces nos sorprendemos de nosotros mismos, volvemos al pasado lejano y sentimos que poco podemos reconocer los pensamientos que marcaron cada una de nuestras decisiones, nos asombramos de como logramos lidiar y sobrevivir ante cada situación a la que nos expusimos.
Nos enamoramos de personas que llenan nuestros vacíos emocionales y no nos comprometemos con aquellas que podrían motivar nuestra alma sin condenas al sufrimiento en el nombre del amor que se justifica humanamente con el perdón que esconde la virtud de la divinidad, donde las excusas de la responsabilidad de las acciones no tienen cabida de razón mortal.
Avanzamos respirando el mismo aire que no selecciona o delimita, no territoriza o lucra con la necesidad, compartimos el sol que no cobra por exclusividad, ni la luna ni las estrellas te piden la coima por la inspiración que despiertan en ti.
Juzgamos con el derecho de que nuestra experiencia funciona mejor que la de otros, sin respetar la búsqueda que cada persona tiene inconscientemente. Aprendimos mal la manera de observar a las personas, entonamos las palabras sólo por placer de desperdiciarlas, sin que logren construir algo, más que inflar la vanidad y desviarnos de la energía a la que realmente pertenecemos.
En algunas ocasiones nos equivocamos sin intención, repitiendo los patrones incrustados en nuestra mente que todo lo sabe y todo lo resuelve, cuando rebuscamos en lo más profundo nos damos cuenta que nunca se superó totalmente lo que nos deprimía, sino que se optó por realizar otra actividad que lentamente te desconectaba, pero que cuando en momentos que la crisis supera toda paciencia salen a flote las cruces invisibles que cargamos con bondad enferma y vuelven miserable la existencia mental.
La percepción está estancada en el campo material, exterior a nosotros y todo se filosofa en esos preceptos que desvalidan a la intuición espiritual que se exterioriza por los latidos del corazón, que también tiene neuronas y su papel fue desacreditado, convertido en metáforas que solo quedan en frases de poemas y canciones que no trascienden nuestro poder.
La “libertad de los derechos humanos”, el “dios y el diablo de la iglesia”, la “democracia política”, han maquillado la esencia de nuestra raza, las grandes potencias han direccionado la información que debemos o no recibir, guiándonos a un eterno sufrimiento psicológico, personas divididas por categorías como producto mercantilista, pobreza absurda frente a tantos millones que se generan por personas comunes que consumen en masa lo que ofertan los poderosos.
En verdad mucho hablamos y poco hacemos sin ver la competencia que nos atormenta, no hacemos nada solo por el placer de hacerlo, competimos para demostrar que somos superiores, en conocimiento o en estatus social, o lo que sea para reforzar que como tú no hay a pesar de todo, otro.
Pero cuando apaciguamos la marcha, nos detenemos un momento, contemplamos el horizonte, la naturaleza, cuando dejas entrar la luz del conocimiento a cada espacio que ya no querías volver a re-sentir, cuando te vuelves a conocer con ideas llenas de verdad, no necesitarás aprobación, ni a ninguna persona para hacer que tu día sea especial, porque tu conquista ya no será terrenal, sanarás cada humillación, incomprensión, frustración y todos tus esfuerzos serán abrazados, bendecidos porque entenderás el valor que cada persona emprende para conocerse.
En algunas ocasiones me pregunto si el sistema que vivimos: nacer, estudiar, trabajar, conquistar un nombre, tener familia y morir, es el fin natural espiritual de un ser humano que no es ni plástico ni artificial, sea cual fuera la creación de nuestra proveniencia, no encaja la creación por el acceso al dinero.
Si la sociedad no existiera bajo el sistema de esclavitud encaletada, me pregunto si podríamos pasar más tiempo con la familia, investigando nuestro origen, viajando y conociendo nuestra esencia, brindando protección e información a los que necesitan y sobre todo compartiendo verdadero amor. Pero como siempre, dirán…, pensamos con la mente y no con el corazón, y ahí nuestro error.
Pasan los años, nos prometemos que algunas cosas cambiarán o al menos eso queremos creer, nos hacemos una idea de lo que quisiéramos qué fuera diferente y nos consolamos tratando de olvidar lo que no pudimos conseguir.
Hay momentos en los que añoramos retroceder un poco más, regresar a un estado tal vez donde la carga emocional era más fácil de sobrellevar, olvidamos algunos aciertos y ciertas equivocaciones, sólo quedan vacíos pasajeros que nos recuerdan que algo faltó, y en vez de buscar las soluciones nos estancamos en episodios que se repiten.
Corremos jurando que ya hemos madurado nuestras decisiones, nos sentimos seguros con los nuevos aciertos que hemos conseguido, pero la estabilidad dura poco, es una frecuencia que desaparece como constante distractor, asumimos responsabilidades motivados y llenos de energía que se va debilitando cuando se vuelve rutinario, aburrido, sin mejoras.
Raras veces nos detenemos y analizamos en que andamos caminando, avanzamos tan cansados que pensar en lo que hacemos resulta demasiado estresante. Lo que nos lastima por dentro muy poco lo tomamos con importancia, como nuestros ojos no cercioran lo que nos dice nuestra intuición “perdonamos y regresamos” ilusionados en que es la solución y volvemos a lo que daña.
Vivir no se ha vuelto nada fácil, todo tiene un precio y las oportunidades están compradas, las autoridades hundidas en su pasión por llevarse el dinero del pueblo mantienen la pobreza que hipócritamente dicen tratar de solucionar. La corrupción se ha impregnado en cada institución que todos hasta la bordeamos, como cuando nos pasamos la luz roja o llegamos tarde, no respetamos una norma social, estamos corrompiendo una regla.
La miseria existe, pero no porque la naturaleza lo promueva, es la sociedad humana la que crea esta división, es el mismo sistema económico que nos obliga a la integración global el que crea que muchas personas no puedan cubrir ni sus necesidades básicas, generando desigualdad.
La educación no está funcionando, los resultados serían evidentes y no sólo en estadísticas manipuladas. Si en verdad estaríamos siendo bien instruidos, la delincuencia solo sería un recuerdo.
Si no empezamos la Re – Evolución Amazónica nuestra región no avanzará, debemos estructurar nuevamente cada una de nuestras ideas, debemos convertirnos en la energía que consigue lo que se propone, debemos demostrar que en la amazonía aún no perdemos nuestra esencia natural, que es nuestra fortaleza, que nos hace más humanos.
Continuamos la Re-Evolución Amazónica en “HABLEMOS CLARO” de lunes a viernes de nueve a diez de la noche por Amazónica de televisión – canal 2.