Escribe: Erick Braga
pucahuayruro@yahoo.es
A continuación, un breve análisis de la situación política y socio económica de la región Loreto y la necesidad de implementar verdaderas políticas públicas.
Loreto es el departamento más extenso del Perú, el más boscoso y el menos deforestado, el más plano, el que tiene más pantanos, el único que tiene tres fronteras internacionales, el que tiene menor densidad poblacional, el que tiene más agua y una parte del río más caudaloso y más largo del mundo y, por otro lado, Loreto también es el único departamento no unido al resto del país por carreteras, es el único no integrado a la red energética nacional y es uno de los más pobres del país.
La falta de servicios básicos, sobre todo en las zonas rurales, su casi nula conectividad terrestre, y el deficiente servicio brindado en los sectores de salud y educación sitúan a Loreto en el puesto 15 a nivel del país en Índice de Desarrollo Humano.
El estudio realizado por CENTRUM hace un tiempo atrás respecto al Índice de Progreso Social Regional, revela que Loreto se encuentra dentro de las 5 regiones con un nivel muy bajo respecto al desempeño relativo de sus territorios y su capacidad para cubrir las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos y comunidades, usando para el efecto más de 50 indicadores repartidos en tres ejes, necesidades humanas básicas, bienestar fundamental y oportunidades de progreso.
Bajo este contexto, esta región se encuentra en un proceso lento de inclusión a la nación peruana. El Estado en los últimos años, ha “entrado” con una estrategia de intervención absolutamente contraria a lo que el mundo amazónico (espacio humano y ecológico) requiere.
En la Amazonía actual se están produciendo importantes cambios en todos los aspectos, influenciados principalmente por la intromisión de la racionalidad occidental; que muchas veces, rompe con los equilibrios sociales y ecológicos, construidos en base a un aprendizaje de muchos siglos entre el hombre y su naturaleza.
En suma, nuestra Amazonía peruana está fragmentada. Algunas zonas de esta región, están directamente ligadas a la imperante globalización, proveyendo recursos naturales en un mercado plagado de desigualdades; mientras que otras zonas extensas, se mantienen al margen de los procesos en curso, basándose en relaciones locales o regionales.
De esta manera, la actual situación de la Amazonía peruana, es la de una vasta región periférica, donde se intercalan algunas “islas” que son eslabones primarios de cadenas productivas globales, mientras que en las fronteras con Colombia, Brasil o Ecuador el desarrollo del hombre amazónico solo se circunscribe a su sobrevivencia.
La situación actual de la Amazonía debe ser entendida en cierto modo desde los conceptos y racionalidades de los pueblos y etnias que lo han habitado durante siglos. Desde estos conocimientos, debemos construir políticamente, una nueva estrategia de intervención para aprovechar calculadamente sus recursos naturales y conservar los pocos grupos étnicos que aún sobreviven.
Instrumentos como las políticas de desarrollo, la legislación, la planificación estratégica y el ordenamiento territorial deben discutir y decidir precisamente sobre todos y cada uno de esos asuntos. Lamentablemente, esos instrumentos, aunque existen en Loreto, son de baja calidad, es decir incompletos, imprecisos y poco coherentes y, de cualquier modo, no son aplicados o lo son parcialmente, perdiendo su lógica inicial.
Por otra parte, las políticas y leyes nacionales suelen entrar en conflicto con la realidad regional. Planes y estrategias nacionales, regionales y sectoriales, además de que en su mayoría no son participativos, no están coordinados entre sí y son, independientemente de su periodo de aplicación, abandonados o cambiados con cada nuevo gobierno.
Al final, muchos de los grandes proyectos que finalmente se realizan, como los referentes a hidrocarburos y energía hídrica, así como las grandes obras viales, no responden necesariamente a un plan que tenga por finalidad el desarrollo de Loreto.
Responden esencialmente a los intereses de unos pocos, en especial de las empresas transnacionales. Además, en los últimos años se ha sentido el crecimiento de los niveles de corrupción a nivel de políticos, autoridades, sector empresarial y hasta en representantes de las Federaciones Indígenas, situación que contribuye con el círculo vicioso de corrupción y retraso en el desarrollo de esta vasta región amazónica.





