“Se le identifica como tal a aquellos territorios que tienen bajos niveles de ingresos, su estructura socioeconómica no distingue claramente su clase media, y no existe diversificación productiva que es la base para distinguir la dinámica del mercado laboral y también es un indicador de la reducción las brechas de la desigualdad, sobre todo del campo a la ciudad.
No importa el tamaño del territorio para poder distinguir el tamaño de su economía; como tampoco no se puede caracterizar a una economía por el patrimonio natural que posee, en tanto y en cuanto, se desconozca el valor de mercado y su análisis de ganancia siendo la calidad de su mano de obra que puede acelerar las condiciones dormidas del potencial del territorio.
En el mundo existen numerosos países y ciudades que sin tener riqueza natural pudieron formar una economía grande, sólida y desafiante; como también existen países que se encuentran en la otra orilla, en la marginalidad con enormes bondades territoriales.
El departamento de Loreto, a pesar de su enorme tamaño territorial cubriendo una despensa natural que abriga riqueza cultural, tiene una economía pequeña. Un solo indicador nos da señales del tamaño de nuestra economía y los riesgos existentes al tomar las decisiones de inversión.
La densidad poblacional de Loreto al 2023 es de 2.9 hab/km2 versus Lima que tiene el mismo indicador para ese mismo año de 4,181 hab/km2, este dato hace referencia y distingue el tamaño de su economía, cuantifica los costos operativos y logísticos, determina el flujo y reflujo del stock de mercaderías y de liquidez, y, de hecho, determinan los precios por la alta competencia existente por km2.
En esa lectura, el Estado desde la década de los años 50 comienza a promover la descentralización de la inversión aplicando políticas fiscales relacionadas directamente con incentivos tributarios en particular en las zonas de frontera y selva, bajo el esquema de promover leyes especiales para territorios diferenciados a fin de compensar las diferencias existentes.
En el caso de Loreto, a pesar de los múltiples incentivos tributarios y arancelarios que datan desde 1938, la configuración de nuestra economía consolidó su estructura económica: extractivo-comercial, que es sinónimo de una economía pequeña, marginal, con escasa movilidad en el mercado de bienes y servicios donde el mercado laboral es tan rígido que la relocalización de un puesto de trabajo (perder uno y encontrar otro) te conduce, necesariamente, al desempleo formal o dicho de otra manera, retroalimenta la informalidad laboral”. Es parte de la última entrega del economista e investigador Roger Grández Rios, que les invitamos a leer y analizar en la versión virtual de Prospectiva Amazónica.