PAMPA HERMOSA: ENTRE LA DESOLACION Y EL CORAJE

A propósito de las inundaciones que sufren los pueblos de la Amazonia.

Por: Edgar Valdivia Isuiza

En la última semana noticias procedentes de la austral provincia de Ucayali, con su capital la reconocida y muy popular Contamana, por las frescas notas de “La Contamanina” que hasta ahora resuenan en los recuerdos de muchos, no eran muy gratas ni trasuntaban alegrías melodiosas, sino que más bien los rostros de los habitantes de tan importante área de la región Loreto denotaban angustia, pesadumbre y desesperanza. ¿Cuál era la razón?

Después de más 25 años las caudalosas aguas del rio Ucayali, afluente principal del gran rio Amazonas, habían dominado las orillas de la capital provincial hasta afincarse en la Plaza de Armas, que lleva el nombre del héroe loretano Alfredo Vargas Guerra, poniendo en zozobra la zona comercial y principal área urbana. Por otro lado, cerca nomas, a pocas horas de la ciudad de Contamana, más exactamente en el distrito de Pampa Hermosa, los poblados ubicados en la orillas del mismo Ucayali y su afluente Cushabatay, cuyas aguas bajan en un incesante y deslumbrante recorrido por las alturas de los bosques de la Cordillera Azul y la misma Cordillera de los Andes, habían sufrido también la invasión de sus orillas por el desborde irrefrenable de los cauces, arrasando e inutilizando áreas de producción y cuanto cultivo de pan llevar existía para la cosecha y el usufructo familiar y comunal. Pampa Hermosa, es otro de los distritos de la provincia de Ucayali que se ha visto seriamente afectado por la irrupción de las turbias de ambos ríos amazónicos, inclusive el local municipal, la planta eléctrica y la infraestructura del servicio de agua y desagüe afrontan serios problemas. La capital distrital que lleva el mismo nombre de Pampa Hermosa, las comunidades de Canelos, Pacashanaya, Canchahuaya, Monte Los Olivos, Seturia, Alto Perillo, Puerto Nuevo, Alfredo Vargas Guerra, San Pedro, Puerto Esperanza, Isla Baños, entre otras, “viven” sobre las aguas del rio Ucayali.

La situación actual es tan compleja que las autoridades municipales y comunales se han visto en la obligación de solicitar ayuda a las autoridades competentes para paliar la emergencia que afronta la población de dicha provincia loretana, debido a que los exiguos presupuestos y el marco reglamentario con el cual se administran los gastos fiscales resultan cortos ante la dimensión de la contingencia. Se calcula en más de 30,000 personas los damnificados a nivel provincial, pudiendo incrementarse debido a que los organismos especializados de seguimiento a los fenómenos climatológicos, refieren que la época de lluvias y por lógica de creciente de los ríos se proyecta hasta el mes de mayo.

En este contexto, es importante que los organismos competentes (Gobierno Nacional/Instituto Nacional de Defensa Civil, Gobierno Regional/Comité Regional de Defensa Civil y Municipalidades Provincial y Distritales) en los plazos inmediatos y perentorios establezcan mecanismos de coordinación, enlace y gestión para enfrentar el problema oportunamente, mediante la sumatoria de esfuerzos a fin de maximizar y optimizar el buen uso de los recursos asignados, para que ayuda sea transferida a los beneficiarios directos. Además, que existen actividades sensibles que también se han visto afectados por la inclemencia climatológica como es el inicio de las actividades educativas, la operatividad de las postas sanitarias, la restricción de los servicios públicos, entre otros servicios elementales que está incidiendo seriamente en el hábitat humano en la zona siniestrada. La desolación es terrible. Las actividades productivas han colapsado, lo que genera serios problemas de ingresos a las familias. El nuevo Alcalde de Pampa Hermosa señor Aníbal Jiménez Guerrero, resume su preocupación en una sola frase: “La dimensión de este fenómeno no estaba en mis planes de trabajo”.

En esta sumatoria de constantes pesadillas por los siniestros de la naturaleza, es loable rescatar el temple y el coraje de los pobladores de las comunidades amazónicas, que pese a lo gigantesco del problema, no desmayan, no deponen su espíritu de lucha y su autoestima para enfrentar los embates de las dificultades, mas bien, se observa que se fortalece su autoestima y su capacidad de respuesta ante el reto y el desafío que se coloca enfrente. Es admirable ver la persistencia y la disposición de muchos de los pobladores afectados por las inclemencias de la naturaleza, a continuar con sus luchas a pesar de los riesgos que ello implica. Decenas de años vienen luchando contra la naturaleza, vivencia que nutre la experiencia y el conocimiento, que se hace necesario  sea asimilado propositivamente por el organismo competente para afianzar el ordenamiento territorial que sistematice la habitabilidad del territorio amazónico y aleje a la población de áreas sensibles a desastres, inundaciones, calamidades, entre otros.

Es tarea primordial del Estado en sus distintos niveles, salvaguardar el capital humano en la circunstancia en la que se encuentre. Para ello se requiere la performance de funcionarios públicos eficientes, que apuntalen rutas y mecanismos de solución ante los devastadores efectos de la emergencia. Nada ganamos con sufridos discursos a favor de los afectados, si es que no se formulan y administran rutas de soluciones y alternativas viables, efectivas e inmediatas. La declaratoria de emergencia es vital y urgente.

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