Los moradores de los distritos de Emilio San Martín, Puinahua y Capelo, consignaron sus firmas para otros fines y no para la entrega de terrenos en concesión a Amazon Rain Forest, sostiene el teniente gobernador, por lo que se sienten haber sido sorprendidos y estafados por los representantes del Gorel, lo que vendría a ser un acto perjudicial y atentatorio contra sus intereses para esas colectividades.
Dice el dicho popular «así no juega Perú» cuando las cosas no se hacen como debían hacerse, cuando uno se da de vivo para atropellar a quien está confiando en que uno va a actuar de buena fe.
Eso ha sucedido con nuestros hermanos de Emilio San Martín, Puinahua y Capelo que de la noche a la mañana despiertan, al saber que la representante legal de Amazon Rain Forest ha logrado que le entreguen en concesión, dizqué para «fines de conservación del bosque», una extensión de más de 120 mil hectáreas, que abarcan sus tierras. Un negro amanecer en todo caso.
Quienes lograron sorprender a estos pueblos, es decir los funcionarios del gobierno regional que manipularon los hechos, hoy materia de disgusto, deberían ser sometidos a los procesos correspondientes a que hubiera lugar para descubrir las verdaderas intenciones que les llevaron a despojar de sus tierras a estas comunidades y entregárselas a una empresa como es Amazon Rain Forest.
Ingentes recursos naturales han pasado, como por arte de magia, a ser concesión de una empresa que dice estar dedicada a la conservación del bosque, mientras que los habitantes de esas tierras se han quedado sin las posibilidades que antes tenían como moradores del bosque.
Una revisión inmediata de todo lo actuado se impone, no solo para demostrar la transparencia con que se obró, sino para comprobar la limpieza con que están llevando las concesiones los funcionarios del gobierno regional y si es que se ha sorprendido de manera burda y condenable, la buena fe de los moradores de los distritos afectados.