A cuatro meses que termine el año 2023, la violencia callejera en la modalidad de delitos como asaltos y robos a mano armada, y encapuchados, a pesar de la ordenanza municipal que empezó su vigencia desde ayer, se muestra desafiante ante nuestro sistema de seguridad.
Iquitos no es la única ciudad del país que sufre y soporta esta ola de delincuencia, que se ha incrementado brutal y fatalmente desde el ingreso indiscriminado de extranjeros venezolanos y colombianos, siempre remarcando la salvedad de que muchos ciudadanos decentes de esos países viven en nuestras ciudades de forma legal y sin ocasionar perjuicios, menos actos criminales.
Es obvio que no son sólo los grupos criminales extranjeros, porque también están los nacionales, pero, en días pasados desde el gobierno central, nos dieron una estocada al decir que el presupuesto para seguridad será inyectado el próximo año, en el marco del presupuesto general de la República que aprueba el legislativo.
Lo que nos llevó a entender que para las autoridades nacionales la vida y recursos asaltados de la ciudadanía les vale poco o nada. Sin embargo, el anuncio dado hace unas horas por el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, de que el Ejecutivo inyectará cerca de 200 millones de soles en los siguientes meses para mejorar la seguridad ciudadana, como parte del “Plan Boluarte”, nos da esperanza, pero la imprecisión, nos hace dudar.
Faltan cuatro meses para que termine el año, y decir “en los próximos meses”, sin precisiones nos suena a una “sentada en malva”. Pero, lo que sí se ha precisado es que esos recursos serían destinados al financiamiento de pedidos puntuales como la mejora de infraestructura y mayores instrumentos. Se interpreta que para el accionar policial. Y vuelve en sus declaraciones al tema del presupuesto para el año fiscal 2024, donde se está destinando un incremento histórico para combatir la delincuencia y el crimen organizado.
Señaló que ese presupuesto será histórico y alcanzaría los 6,000 millones de soles. Aunque esta posibilidad va depender del Congreso de la República, si apoyará o no esta propuesta de presupuesto. Y ahí estamos en otro escenario dónde tenemos la percepción que no viven la realidad del país, y como dicen los jóvenes “están en otra”, en “cuál es la mía”, viendo cómo “mochar sueldos”, etc. Ya llegará octubre, y en serio que rogamos nos haga el milagro de no llegar a convertirnos en una ciudad de tiroteos entre víctimas y delincuentes.