Cuando el Perú se reponía de la aún presencia del sistema que todavía regía desde el mandato del recluso presidente de entonces, se presentó una iniciativa parlamentaria que propiciaba el retorno de la bicameralidad en el sistema político del país, dado a que toda ley que se sancionaba en el Congreso, adolecía de fallas que no hubieran pasado si se hubiera mantenido la presencia de la Cámara de Senadores en el sistema congresal del país, donde la cámara reflexiva cumplía importante papel fiscalizador.
En ese entonces, sorprendió al país la serie de desacuerdos provenientes de la línea oficialista compuesta por el FIM y Perú Posible, quienes cuestionaron la posibilidad de retorno de la bicameralidad en procura de lograr un equilibrio políticamente necesario en el campo legislativo.
A tal forma el pleno de la Comisión de constitución del congreso, luego de intenso debate aprobó por unanimidad el 2002 el retorno a la bicameralidad , diseñando para el caso una Cámara de Diputados compuesta por 150 miembros, elegidos por distrito electoral múltiple y una de senadores compuesta por 50 miembros elegidos por distrito electoral único.
El Congreso recibió así una tesis que hacía la casi unanimidad entre los más destacados constitucionalistas independientes del país, dado a que la eliminación del senado por la asamblea constituyente dominada por el fujimorismo fue el más grave error histórico contra la democracia, pues demolieron 170 años de tránsito parlamentario democrático.
Tenemos que señalar que la existencia de una cámara política (diputados) y una Cámara reflexiva (Senadores) ha sido adoptada por las democracias más modernas, entre ellas las europeas y gran parte de América Latina que han modificado sus cartas, entre ellos Chile, Brasil, Colombia, Argentina, etc.
Quienes conservan el sistema unicameral, son en esencia países de dimensión geográfica pequeña, donde la unicameralidad es importante, pero no en el Perú y Ecuador donde la unicameralidad funciona tremendamente mal.
Finalmente hay que señalar que una ley no escrita afirma que es muy raro que un Congreso Unicameral acepte compartir poderes y convertirse en bicameral; eso, es de esperar que en el Perú no suceda, sobre todo tratándose de restablecer a nuestras instituciones republicanas, actualmente mutiladas y deformadas. Es necesario que nuestros actuales congresistas piensen en el país de 30 millones de habitantes que necesitará en el futuro de la Bicameralidad.