Hablar de niños y niñas afectadas por minería ilegal, directo manda nuestra mente a las comunidades de la cuenca del río Nanay, donde una población indefensa a los estragos de la contaminación de esta fuente de agua dulce es la infancia.
En la práctica todos nos veremos afectados, pero en la experiencia de otras zonas mineras del país los menores de edad también fueron abusados y violentados de diferentes formas que tiene penalidad criminal, pero de los responsables de estos delitos poco se sabe.
El tema es cómo estos niños, niñas y adolescentes afectados de parte de la sierra del país por varias formas de abuso y maltrato en el marco de la minería ilegal, puedan actualmente contar con un proceso de sanación y recuperación.
En Arequipa se está dando un paso importante con la puesta en funcionamiento de un centro de acogida residencial para esos menores. Fue inaugurado por la ministra de la Mujer, Fanny Montellanos, quien fue al distrito de La Joya para inaugurar este local.
Y la pregunta es si será un centro de acogida residencial más, donde la parte más urgente son las terapias psicológicas clínicas a los menores, de forma permanente, como si se tratara de una atención especializada similar a una clínica privada, donde se exigen por su propio prestigio profesional, conseguir los resultados deseados.
Decimos esto, porque sucede en los albergues del país, acá mismo en Iquitos, les comentábamos la deficiencia por la falta de psicólogos terapistas en los centros de salud mental. Entonces el objetivo de la recuperación de las víctimas no está asegurado.
El tema no es solo contar con una infraestructura moderna y equipada con materiales, la parte de la atención con profesionales en psicología es lo que más necesitan los menores que han sufrido abusos. Se requiere calidad en las atenciones y sensibilidad humana para el trato a cada uno de los menores de edad.
Es una tarea complicada porque ellos vienen con sus propias historias y cargas emocionales, y la rebeldía propia de cierta etapa del crecimiento. Es complejo, pero imposible. Es el momento de que nuestra meta sea hacer las cosas bien, para que la inversión del Estado no sea un engaño, sino un éxito.
Menores afectados por minería ilegal
