Cuando una persona llega a ese nivel de desestabilización emocional y se plantea así misma irse de este mundo mediante una acción suicida, es que el caso está en un nivel de gravedad, inclusive antes de estas expresiones hay síntomas que nos señalan que necesitamos atención médica de salud mental, pero nos resistimos a acudir “porque no estamos locos”.
Este pensamiento equivocado es una de las barreras para que muchas personas que necesitan ayuda no acudan a una consulta psicológica, menos psiquiátrica a modo de prevención de alguna complicación en el estado emocional por diversas causas que, de hecho, podemos superarlo.
Lo natural sería plantearse en asistir a una consulta por la salud mental, sin complejos, ni sentimiento de vergüenza por tales decisiones que puedan tomar las personas que sienten que algo no está funcionando bien en su estabilidad emocional o que, sin darse cuenta, puedan recibir la sugerencia de alguien cercano para que lo haga.
Esto no sucede muchas veces, y las personas afectadas desarrollan avances en el deterioro de su salud mental al punto que al llegar a estados críticos recién acuden a algún centro de salud mental, o tristemente cumplen con lo que consideraron “Me voy de este mundo, no aguanto” y ejecutan un plan suicida, dejando a las familias con profunda tristeza.
Este tema lo tocamos a propósito que en las últimas semanas ha ocurrido varios suicidios en personas jóvenes, también lo hacen personas adultas mayores, ubicando los casos en extremos de edades, lo que hace pensar que se muestran como los más vulnerables, hasta se presentan casos de adolescentes con cuadros muy dolorosos para sus seres queridos.
En un artículo de la periodista Susana Mendoza, sobre este tema expresa que, dentro de cada familia puede haber una persona que manifieste un episodio violento, imposible de ser controlado o, por el contrario, con un cuadro de depresión tan grande que deja de comer, se autolesiona o intenta suicidarse. Esto no debe pasar desapercibido, ni minimizarlo, y se debe buscar ayuda profesional en salud mental.
“Las crisis de estos pacientes se producen en un 50 % porque la familia es muy crítica con ellos y les provocan un desequilibrio emocional, tal como sucede con los menores que sufren abuso físico o violación, cuyos padres o tutores fueron un factor dañino en sus vidas, en vez de ser un factor protector”. Ha comentado el médico Arturo Changana, del Instituto Nacional de Salud Mental en Lima.
Estas personas no deben recibir ninguna crítica, ni juzgamientos, ni opiniones sobres sus vidas. Ellos necesitan ayuda para superar sus problemas. En Iquitos tenemos cuatro Centros de Salud Mental que hacen un buen trabajo, aunque se evidencia, ante la demanda, falta psicólogos que las autoridades deben de solucionar.
“Me voy de este mundo”
