El Perú, siempre desde la época virreinal ha tenido valiosos referentes literarios que, cada uno en su época y en su estilo, lograron colocar a las letras peruanas en lugar preeminente por su locuacidad y contenido y, sobre todo, porque lo escrito trascendía al momento político que vivía el país en ese entonces sojuzgado por el yugo ibérico.
Guamán Poma de Ayala con «Buena Crónica» y «Buen Gobierno» y Garcilaso de la Vega con sus «Comentarios Reales, son los principales referentes de las crónicas andino-españolas que supieron llegar hasta nosotros, permitiendo a Basadre y Porras Barrenechea, elaborar los más claros y eruditos estudios de la historia del Perú. No podemos dejar de mencionar a César Vallejo, el vate inmortal cuya genialidad creativa e innovadora del producto salido del Parnaso vallejiano, bien le hubiera valido un Nobel tanto a él como a muchos que descollaron en el arte de las letras, tocándole a Vargas Llosa ser quien enarbole el estandarte del triunfo de la literatura en el mundo, pese al resentimiento que vertieron algunos profesionales habitúes de un cocido café local restando méritos a nuestro insigne escritor.
El Nobel a Vargas llosa constituye por así decirlo, ya no un reconocimiento a la creatividad de un escritor nacido en los chivalettes y componedores de los talleres tipográficos, sino a la genialidad para combinar escenarios y personajes que prestaron vida a los personajes de la «Ciudad y los perros», a los de «La Casa Verde», «Conversación en Catedral», «Los cachorros», «La Guerra del fin del mundo», «Pantaleón y las Visitadoras», «La Tía Julia y el Escribidor» y muchos textos más, además de obras de teatro y otras narraciones que, combinadas con su creación periodística, hacen de nuestro Vargas Llosa la lumbrera que requería el país para tener perfil propio en el mundo de la literatura internacional.
Finalmente tenemos que mostrarnos satisfechos porque un peruano de la talla de Mario Vargas Llosa, ha conquistado para el país; y es el primero en hacerlo, el galardón más preciado del arte literario. Gracias Mario.