Maravilloso río Amazonas nuevamente preñado de aguas marrones a punto de desbordarse hacia la Isla Santa Rosa

  • Una diferencia abismal con el río seco de hace unos meses, donde caminar por el lecho del Amazonas era un acontecimiento único.
  • A mediados de junio y comienzos del mes de agosto 2024, el río Amazonas se veía débil, apenas un riachuelo a punto de extinguirse.
  • Hoy enero 2025, nuevamente se muestra fortalecido, ancho e incontenible en sus aguas marrones que van a descargar al Atlántico.

“¡Qué inmenso es el río Amazonas! Por eso dicen que es el más grande del mundo con agua dulce que traslada hasta el océano Atlántico”.
Decía una señora a su esposo al observar el inmenso río Amazonas por una de las ventanas del Yate Ferry, luego de haber navegado 16 horas desde Iquitos hasta la Isla Santa Rosa, frontera con Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil).
“¡Lo único que me falta para que esta experiencia sobre el río Amazonas sea lo máximo, es ver a los delfines, dicen que es de muy buena suerte!”, continuó expresando la mujer.
Si ella hubiera llegado a conocer el Amazonas a fines del mes de junio e inicios del mes de agosto 2024; no podríamos imaginar qué diría y cuál sería la expresión de su rostro. Pensaría quizá que el llamar Majestuoso o haberlo denominado como Maravilla Natural del Mundo, era un exceso.
Sin embargo, es una maravilla, es majestuoso, un orgullo y una esperanza para el ecosistema de la vida misma; si se mantiene en cada estación como ha venido sucediendo por décadas y no como ocurrió el año pasado, que se convirtió en una hilera escuálida de agua marrón que con las justas se dirigía (avergonzado) hacia el océano Atlántico.
Estuvo a punto de secarse y eso lo manifiestan colombianos, brasileños y como no, los hijos de la peruana Isla Santa Rosa. Han sufrido con el transporte y la falta de líquido elemento, sí. Han sufrido con el transporte de la carga, con la salida de los viajes al extranjero, como los barcos que van a Manaos, también. Con la escasez de productos, ídem.
Todos sufrieron feamente con la bajada inmensa del Amazonas, tanto como en Iquitos y otros poblados de Loreto. La última vaciante se mostró inmisericorde con todo. Con los humanos, el transporte, la vegetación, la economía, la salud, educación, el agro, la producción, el combustible. Arrasó con todo. La paciencia fue larga.
Hasta qué en el mes de noviembre, renació la esperanza al observar que el principal tributario del Amazonas, el gran río Marañón, empezaba a crecer de manera pronta. Señal que en la sierra empezaba a llover intensamente y de paso, en la selva también caían lluvias fuertes de manera esporádica.
Poco a poco el canal del río Itaya que se mezcla con el río Nanay, empezaba a mostrar anchura y el movimiento acuático, volviendo a la normalidad en el desplazamiento sobre las aguas de los mencionados ríos.
Hoy se espera que la hermosura del río Amazonas continúe. Que la bella estela del sol y un doble arco iris sobre sus aguas, nos lleven a la reflexión para cuidar el medio ambiente, al llamado pulmón del mundo para que la próxima sequía no sea mayor a la del año pasado.
Hay que cuidar el ecosistema de tantas amenazas existentes, ya sea en río crecido o bajo, pues a “río revuelto, ganancia de pescadores”. En este caso, los pescadores serían quienes más terminarían perdiendo con la ausencia de peces, sin agua para las cosechas, sin agua para nada. Sin agua, no hay vida.
Entonces de ser el río más grande del mundo con agua dulce, la Amazonía llamada el “pulmón del mundo”, ésta pasaría a ser una fibrosis pulmonar, con poco tiempo de vida para extinguirse y convertirse en un Sahara, el desierto más grande del mundo.
¿Un exceso? Puede ser. Pero más vale pecar de exceso, que de dejadez y poca advertencia ante lo que podría ocurrir en los años venideros.
(Luz Marina Herrera Lama).

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