La muerte de un hincha de Alianza que fue lanzado 10 metros abajo desde uno de los palcos del estadio Monumental, enluta el fútbol nacional. Cómo es posible que delincuentes y asesinos disfrazados de hinchas ocasionen una tragedia como esta cuando minutos antes se había visto un bonito y limpio clásico.
Las drogas y la borrachera son malas compañías que te ciegan y no sabes lo que haces y no cómo y cuándo. Es que a los palcos, como no pueden entrar la policía, el aficionado aprovecha para meter licor y otras cosas más que consumen mientras ven el juego.
Esta violencia que repudiamos, nos recuerda que acá también sucede casi lo mismo. Hay, por ejemplo, un hincha-periodista que a veces llega mamado al estadio junto a sus compinches que introducen sus chatas de licor en los bolsillos sin ser revisados. Por eso se sienten machitos y amenazan bajar al campo para meter golpe a todo entrenador que nos gana. ¡Basta ya de eso!