Mágicas

Empezando por el objetivo de un reciente evento, suena bonito decir que es para ampliar los conocimientos de las mujeres sobre la importancia y los beneficios de la actividad minería moderna responsable con respeto a la población y al medio ambiente.
Estas capacitaciones se han denominado Mujeres Mágicas y se organizó con motivo del 55 Aniversario de la creación del Ministerio de Energía y Minas, y estuvo dirigido a lideresas de las comunidades que conforman la zona de influencia minera de las regiones de Apurímac, Áncash, Cusco y Piura, para empoderarlas.
Lo que no se ha visto es la participación de mujeres de otras regiones como la nuestra, donde la minería en general no es precisamente responsable, ni menos respeta al medio ambiente. Y es responsabilidad de las autoridades hacer que así sea, y no de las mujeres de las comunidades.
Dentro de ese mismo evento de capacitación, se ha podido conocer que las mujeres participantes han recibido otro encargo: Les corresponde ahora reclamar a sus autoridades el buen uso de los fondos de canon y las regalías mineras y que estos se inviertan en obras de infraestructura en beneficio de la población.
Esto de cargar sobre las espaldas de las mujeres, en este caso de las participantes de este evento, de lo que hacen o no hacen las autoridades de sus regiones, si es que no reclaman, nos parece fuera de lugar.
“Reclamar a sus autoridades del buen uso de los fondos del canon y las regalías mineras”. Es otro aspecto que nos llama tremendamente la atención, acaso, no existen las autoridades de control y fiscalizadoras para hacer bien su trabajo vigilante del buen uso de los recursos estatales.
Las mujeres tienen bastante trabajo con administrar un hogar y participar en el desarrollo de sus comunidades como para tener que estar reclamando a las autoridades que cumplan con sus funciones. Qué manera de sacudir las responsabilidades y hacer sentir a otros que son los culpables si no funciona bien, sólo por no reclamar.
Hace tiempo que reparamos en estos mensajes distorsionados sobre los roles que deben cumplir los ciudadanos, las autoridades y las instituciones. Y todavía las califican de “mágicas”, o sea ¿van a tener que hacer magia para que sus autoridades sean hombres o mujeres, se porten bien? Sin duda, es una forma de violencia conceptual.