¡MAESTRO APÓSTOL!… ¿Y DÓNDE ESTAN LOS MÉDICOS, POLICÍAS O ABOGADOS APÓSTOLES?

Escrito por el apóstol:   Luís Roldán Ríos Córdova.    rioscordova2010@hotmail.com

 

Si partimos de que cada profesión  u oficio está concebido para servir al prójimo, ¿por qué no habríamos de hacernos esta pregunta?    ¿Por qué sólo al maestro?

Aquí quiero hacer mención a José Ingenieros, escritor y filósofo argentino,  cuando afirma que las genialidades son santidades que existen como expresión de las sublimidades  humanas. Claro, pero es imposible que lo seamos todos por razones de selección natural que es algo en lo que no podemos meternos sin consecuencias, si me dejo entender.    Entonces aquí vuelvo a repetir, así como hay militares héroes, sacerdotes santos, también los puede haber médicos, policías o abogados; pero, no todos los militares van a ser héroes como no todos los sacerdotes van a ser santos, ni todos los médicos, ni todos los policías, ni todos los abogados van a ser apóstoles; por qué todos los maestros tienen que serlo?

El término apóstol tiene más de 2 mil años de antigüedad y, la población azuzada por un Estado irresponsable, lo usa para calificar o descalificar sólo al ejercicio de la docencia creando sentimientos de condena al maestro que reclama justicia para sus remuneraciones profesionales y la recuperación de su prestigio y dignidad ante la población tan traída a menos por el mismo gobierno que se afana por darle a la pobre calidad de la educación rostro de maestro culpable, como si ello no fuera responsabilidad del  Estado o en el mejor de los casos, responsabilidad de todos.

 

LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN ES Y SERÁ SIEMPRE UN PROBLEMA DE INVERSIÓN.

 

Que el problema es pedagógico, sí, pero tiene base económica y sobre ella debe cimentarse la responsabilidad del Estado para invertir en educación, de donde se deduce la mejora significativa de la remuneración de los docentes motivación de donde viene la calidad que es directamente proporcional a ella.

En cuanto al salario, no descarto que la renuncia a lo económico sea motivación de algunos maestros, ellos son los santos. Que los hay, sí los hay, como en todas las profesiones, ¿pero cuántos son?

El Estado usa el concepto del apostolado sólo para eludir sus responsabilidades de inversión.  No hay intención de construir una educación de calidad para todos porque sigue considerando a la educación como gasto, y esa posta,  un gobierno la pasa al otro.

La Reforma Magisterial pretende partir con un aumento al piso salarial de 3 soles diarios y un bono no repetible de 300, evidentemente una oferta más, poco confiable, porque éste como todos los gobiernos está más preocupado por la reserva monetaria internacional,  que no sirve ni a la salud, ni a la seguridad, ni a la educación guardados bajo los colchones del Estado, con seguridad para salvar sinvergüenzamente con recursos públicos a la banca privada cuando alguna quiebra.

Finlandia ostenta la mejor educación en el mundo según las mediciones hechas por el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) en lectura, matemática y ciencias, desarrolladas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en más de 60 países. En esta evaluación el Perú anda después del último.

Aquí cinco «odiosas» comparaciones entre Finlandia y el Perú:

1._ Finlandia selecciona a sus postulantes por sus cualidades humanas e inclinaciones por la profesión, y, de principio a fin, los prepara con concepto de excelencia; acá, «Ya pues, aunque sea de maestro». Es decir, un refugio laboral.

2.- Finlandia promueve la valoración social y el prestigio del docente ante la sociedad, acá desde el presidente los califican de burros.

3.- El Estado brinda una comida diaria para cada estudiante en todos los niveles y asume el transporte si el estudiante vive muy distante de  la  escuela; acá el que tiene compra su curichito y si puede asiste.

4.- Los hijos leen todo el día, siguen el ejemplo de los padres; acá…….sin comentario.

5.- El «apóstol» finlandés tiene como remuneración promedio cuatro mil cuatrocientos dólares mensuales; nuestros «apóstoles» ganan esa cantidad al año.

A pesar de todo, el maestro quiere dedicarse a sus alumnos, pero su realidad le impide porque cuando necesita un cuaderno no encuentra una librería apóstol, si tiene sed  no encuentra un servicio público apóstol, cuando se enferma no encuentra un médico apóstol, si tiene hambre no encuentra una bodega apóstol, ¿encontrará un policía apóstol, un abogado apóstol cuando tenga sed de justicia?

Por lo demás,  la calidad profesional no reside únicamente en el apostolado.

Mi opinión no significa defender al maestro irresponsable. Estoy por el mérito para ascender de nivel.  La estabilidad laboral no debe ser un derecho que no se merece, en ninguna profesión.