-ABDA se pronuncian sobre el pretendido reciclamiento de documentos en la biblioteca municipal
Luego de la reunión de emergencia, convocada por la directiva de la Asociación de Bibliotecarios y Documentalistas Amazónicos (ABDA),, en el que se habría tratado como único punto de la agenda el tema de la referencia, conversamos con su presidente, Luis Gutiérrez, académico y profesional en Ciencias de la Información, graduado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
¿Qué opinión le merece el anuncio de un funcionario de la biblioteca municipal sobre la venta de documentos antiguos a recicladores?
Sorpresa y vergüenza ajena. Porque justamente este infeliz anuncio no sólo ha puesto en evidencia los peligros que tiene el confiar nuestros recursos naturales y culturales en manos incompetentes, y porque además fue hecho en un momento en que en nuestra ciudad se estaban desarrollando paralelamente el «II Taller macro regional que sobre salvaguardia del patrimonio cultural» y «Gestión de la información». Eventos al que concurrieron bibliotecólogos, archivistas, documentalistas y gestores culturales llegados desde diferentes regiones del país y del extranjero, quienes se llevaron, la peor impresión de nuestra indigente y triste comprensión cultural, requiriendo insistentemente nuestro pronunciamiento.
¿Qué valor cultural tienen los periódicos, y porque es importante conservarlos?
En una ciudad carente de bibliotecas públicas, librerías y ofertas editoriales, alrededor de la cual existen colectivos sociales con dinámicas de producción y consumo intercultural no institucionalizadas, los periódicos tienen el natural imperativo de cumplir una función testimonial e interpretativa de su diversidad y heterogeneidad cultural, por lo que no es difícil comprobar sus valores no sólo informativos, sino formativos, como es el caso de La Región, por ejemplo, de manera que podríamos afirmar sin exageraciones que quien no lo consulta retrospectivamente, no podrá visualizar ni entender parte de la demografía cultural amazónica, donde múltiples identidades arraigadas en la defensa y resistencia de sus recursos naturales y culturales, comparten e intercambian modos de pensar, sentir y actuar diversos y heterogéneos, en un medio accesible fácil de comprar y fácil de usar, por una gran mayoría.
Algunos funcionarios tienen la convicción que las bibliotecas y archivos están abarrotando inútilmente las instituciones públicas y privadas con material que debería eliminarse sin contemplaciones, disponiendo estos espacios a cosas más productivas…
En una sociedad sin mayoría de edad, los que detentan el poder político y económico, desarrollan un sistema y una semiótica con los que sus encargados de turno pretenden sojuzgar la ciencia, la tecnología y la cultura a su total servicio. Y para eso desarrollan proyectos divorciados del bien común y del buen vivir, quitándoles visibilidad y autonomía a sus actores individuales e institucionales, para cosechar sus réditos inmediatos, por lo que no les interesa la sostenibilidad de la educación, de la investigación ni proyección comunitaria; depredando recursos y destituyendo instituciones que no se ajustan a sus propósitos inmediatistas y hegemónicos. Los bibliotecarios, archivistas, museólogos, los gestores culturales trabajamos para el futuro, nuestros réditos lo cobran las futuras generaciones, sin traicionar nuestra misión humanística, ecológica y participativa. ¿Acaso el hombre es valioso únicamente por su capacidad de generar negocios y tener éxito en los mercados? Las necesidades reales de la sociedad no están solo en la acumulación de dinero, sino en la preservación y conservación de su patrimonio natural y cultural único y que hay que defender de aquellos que pretenden ponerles etiquetas para venderlo y ofertarlo sin previa consulta.
¿Un grupo de bibliotecólogos profesionales van a solicitar una reunión con el alcalde. Ustedes se van a unir a la convocatoria?
Nuestra asociación no ha recibido hasta el momento dicha convocatoria. No obstante debo decir que nuestros asociados en más de una oportunidad hemos requerido y acudido a alguna invitación de la autoridad edil sin ser atendidos, luego de horas de espera donde fuimos no a cuestionar, sino a ofrecerle nuestra contribución. Mi apreciación personal es que sus funcionarios desconocen el trámite documentario y se están pugnando espacios donde ubicar sus escritorios. No sería la primera vez que una organización intenta canibalizar y cerrar un servicio prioritario para la comunidad, privándole de los espacios de organización y prestación de servicios, contraviniendo la función vital que tienen las bibliotecas y archivos institucionales que por ley, deben ser supervisadas y auditadas, como cualquier sistema informativo documental que dice estar al servicio de las poblaciones. Lo que más parece es que sus directorios y administraciones se han dejado encantar con los cantos de sirena de los mercaderes de la información, olvidando su naturaleza y finalidad que establece su ley orgánica. Si tenemos que acudir, no será con altanerías, sino llevándoles metodologías, instrumentos de descripción, evaluación y planificación técnicas, bases de datos y capacitación para apuntalar el conocimiento científico y tecnológico al servicio de las necesidades culturales de la población. Pero queremos ser recibidos y tratados de acuerdo a nuestra dignidad y autonomía profesional. (MIP)






