El verano amazónico nos está llegando con un clima bastante variado, aunque con mayores días de intenso calor, también nos toca días de bajas temperaturas como lo anunciado para hoy viernes y mañana sábado por el Senamhi que involucra a ocho regiones del país, entre ellos Loreto.
Sin embargo, nuestro querido Loreto también arde por varias razones, aparte del clima tenemos el caso del incremento e intensificación de la violencia social y las acciones criminales en las calles de Iquitos y de otras ciudades loretanas como en Yurimaguas, San Lorenzo y Requena.
Frente a estos ataques a la población indefensa, la policía a través de sus sectores de inteligencia y actuación de policías encubiertos vienen desarticulando a diversas bandas criminales organizadas que ya no necesariamente están dirigidas por venezolanos o colombianos que ingresaron a nuestro territorio, no, sucede que son propios de nuestra tierra. Lo me nos confirma el aumento de la crisis social por delitos.
Son formas de robos que se suman a las ya existentes en sectores “formales” como diversas instituciones del Estado, donde hasta presuntos coimeros faltan el respeto a la institucionalidad y evidencian un acto de corrupción a viva voz de enfrentamiento y reclamo en una oficina pública de Logística.
Frente a estos diversos hechos, lo que tenemos que entender es que seguiremos retrasados como sociedad, si no hacemos lo debido para frenar toda la podredumbre de robos, perpetrados por no profesionales y por profesionales, por desempleados y por empleados, por pobres y por pudientes, etc.
El tema es que las investigaciones y sanciones por estos tienen que ser efectivas, y la devolución de lo robado a sus propietarios sean ciudadanos o al mismo Estado. Cómo es posible que el expresidente que renunció por fax y tiene deuda por reparación a favor del Estado, no pague y encima el Congreso le premia desnaturalizando la ley, con una pensión mensual de más de 15 mil soles, así muchos se lanzan a ser delincuentes.
Con estos y muchos otros casos donde lo robado los convierte en adinerados intocables o con mucho poder, la sociedad decente y honesta se está destruyendo. Los valores se matan cuando no hay firmeza y coherencia en las acciones de todos en general. Y quienes tienen en sus manos la autoridad para revertirlo se vuelven cómplices y autores. Podemos todavía hacer algo para cambiar este estado de cosas, por el bien de nuestra región y país.