*Dice la magistral Teresa Ralli, en su visita a Iquitos para hacer teatro al lado de jóvenes indígenas.
Ella es una de las integrantes fundamentales del grupo de teatro Yuyachkani. Fundadora y pilar insoslayable de “los yuyas” desde hace 55 años. Se habló sobre la diversidad del país, dada a conocer de algún modo en su obra magistral: “Los músicos ambulantes”.
“Somos distintos, como dice Arguedas, esa es nuestra mayor riqueza. Lo primero que hicimos como grupo en nuestra vida allá por el año 1972, fue un taller en el barrio del Agustino. Sabíamos muy poco. La pedagogía ha sido un camino de aprendizaje profundo, constante. Lo que más hemos hecho en la vida, ha sido intercambiar todo lo que hemos ido aprendiendo.
Y trabajar no solo con quienes quieren ser actores, sino con mujeres, niños, hombres que no quieren ser actores, pero que quieren tener otro vínculo con su cuerpo, entonces lo hacemos desarrollando una pedagogía que integra saberes. No nos consideramos como quienes van a dar y se van.
Nosotros vamos a hacer un intercambio, mientras entregamos nuestros saberes, también los recibimos de las otras personas. He viajado por todos los rincones del país, haciendo pedagogía, llevando los espectáculos del grupo, viendo las danzas, las costumbres.
He aprendido a entender que la cosa no es hablar de teatro, sino de teatralidades, porque en las danzas, en las tradiciones que siempre están conectadas con lo religioso y otras veces con Santos; hay mucho de teatralidad.
Ahora hemos escuchado que acá en Iquitos el carnaval explota en el mes de febrero, así que nos hemos puesto como consigna que volvamos en febrero para conocer cómo son los personajes y dé qué manera juegan. El teatro es un juego y así se dice en todos los idiomas. En las tradiciones populares de todo el Perú hay muchos juegos, muy organizados, pero son juegos y teatralidades”, expresó Teresa.
¿Estudió teatro o la vida la fue cultivando?
-Postulé a la Escuela de Arte Dramático, pero me fui a los 4 meses. El grupo era un núcleo muy fuerte, mientras yo practicaba otras cosas, descubría otras cosas. Ahora la Escuela ha crecido, se ha modernizado, es hermosa y tendrá categoría de universidad, pero en esa época no era así.
Entonces mis estudios han sido fundamentalmente dentro del grupo, cuando hablamos del grupo, hablamos de laboratorio. Todo lo que hacemos pasa por el filtro de investigar. Somos investigadores en el espacio escénico, hacemos laboratorio, nos planteamos preguntas y ahí está el aprendizaje constante.
¿Feliz con todo lo entregado, con lo vivido a través del teatro?
-Muchísimo, mucho, mucho. Es nuestra vida, nuestra pasión. Ahora somos conscientes que ya somos gente grande, nos toca entregar, producir textos, publicaciones. Estamos organizando el archivo del grupo, un archivo vivo porque todavía estamos vivos y lo seguiremos nutriendo. Lo queremos abrir y compartir con toda la gente que quiera conocer las rutas de las teatralidades.
¿Percibe que hay talento en los jóvenes indígenas loretanos?
-Uff sí. Claro que sí. Solo se tienen que tener confianza y soltarse. Están en ese proceso felizmente. (Luz Marina Herrera Lama).





